¿Qué es Eso? Un esbozo sobre el icono creado por Stephen King
La llegada de la serie It: Welcome to Derry, basada en la celebérrima novela de Stephen King, se está convirtiendo en un gran evento televisivo y acaparador de gran atención en todas las redes sociales. Siendo de esta forma, y teniendo por la obra original una opinión muy favorable, aprovechamos la ocasión para escribir unas líneas sobre la entidad conocida como Eso, todo un icono cultural en pleno siglo XXI.
El trabajo de Andy y Bárbara Muschietti al frente de esta serie ha logrado congregar a millones de personas frente a televisiones y otros dispositivos donde poder ver la nueva serie del universo King, en la que el sueco Bill Skarsgård vuelve a interpretar al maligno payaso, que tiene en la localidad situada en el estado de Maine su coto de caza particular desde la Prehistoria. La serie apenas está comenzando, lo que nos da tiempo de sobra para verla con tranquilidad y analizar sus tramas y referencias, cosa que eventualmente llevaremos al blog. Por el momento, toca centrarse en el propio ser del espacio, aquel que se materializa en todo aquello que causa terror en sus víctimas.
King concibió la idea central de It – que vería la luz en forma de novela en 1986 – en 1978, mientras estaba en Boulder, en el estado de Colorado. El autor cruzó un puente de madera que activó algo en su particular y creativa mente. La transición entre la niñez y la adolescencia y entre ésta y la adultez; cuentos de hadas clásicos, la presencia de un monstruo en el subsuelo de un pueblo ficticio… Pennywise, la forma predilecta de Eso, iba a ser una especie de troll. Pero eso varió hacia ideas más siniestras, como el propio escritor ha reconocido. Un encuentro casual con un payaso fue lo que terminó de dar forma a esa figura que tanto impacto ha tenido en la cultura popular desde la publicación de la novela, reforzada primero por la fantástica miniserie emitida en 1990 y luego cimentada y modernizada por las dos cintas estrenadas durante la segunda parte de la pasada década.
La cronología aportada por las películas de 2017 y 2019 que sirven como base para la presente serie difieren respecto a los eventos del libro, situado décadas antes. De una forma u otra, ello no supone un impedimento para hacer este acercamiento a la criatura y a su modo de actuar. Para empezar, indiquemos algo fundamental: Pennywise no es un ser de origen terrestre, ni tan siquiera perteneciente a nuestra realidad. Toda la bibliografía de Stephen King comparte un universo literario, y las conexiones entre personajes y sucesos ha sido tejida hasta la actualidad, debiendo tener conocimientos muy especializados o hacer búsquedas muy concretas para poder encajar muchas piezas de este gran puzzle. A buen seguro que más de un lector ya tiene esas herramientas a su alcance, y puede que otros comiencen a andar ese camino durante las siguientes semanas. Pero lo básico que se debe decir sobre el ser es su naturaleza cósmica. Tanto Eso como La Tortuga, otra entidad masiva – junto a muchos otros monstruos – son habitantes del Macrocosmos, un plano dimensional alterno y de tamaño inabarcable.
El ser que atormentaría a Derry durante siglos aterrizó en la zona hace millones de años, en forma de un meteorito. Su hibernación se alargó hasta que los humanos colonizaron la zona y pudieron interactuar con él. La entidad esperaba a que su alimento estuviese maduro, sobre todo en lo referente a su desarrollo como especie. Al pertenecer a otro plano, con reglas de funcionamiento muy diferentes a las que nos rigen, es probable que aquel que luego sería conocido como Pennywise ya tuviese la certeza de que aquel lugar le permitiría medrar.
¿Hay certezas sobre la apariencia de Pennywise en el Macrocosmos? Es difícil decirlo, dado que su aspecto en este plano dimensional tampoco es definido. La forma más sencilla de etiquetarlo es como “cambiaformas”. Pero sí que se teoriza que quizá la humanidad no tenga la capacidad de razonar o imaginar una forma física para seres de este tipo.
En realidad, lo que más debe temerse sobre Eso es su capacidad para influenciar en la humanidad, incluso de forma involuntaria e indirecta. Su presencia afecta a sus potenciales víctimas – en especial a los niños, más indefensos para afrontar su miedos, – haciendo que las mismas vean diferentes manifestaciones del monstruo o que sufran alucinaciones y actúen de forma errática o violenta. Su favorita es, como ya es sabido, la de payaso. Pero tanto en la novela como en las diferentes adaptaciones, hemos visto muchas otras. Unas fantásticas y grotescas, otras mundanas. Incluso animalescas, como nos hace saber King cuando se narran sus primeros encuentros con los nativos de la zona donde luego se levantaría Derry.
Su ciclo de vida obedece a unos patrones definidos. Su periodo de actividad es corto pero terrible, cometiendo multitud de asesinatos y provocando otras tanta desapariciones antes de volver a los subsiguientes estados de hibernación, que duran veintisiete años. Durante el tiempo en que campa a sus anchas, hace todo lo posible para acaparar cuerpos de los que alimentarse en su guarida. ¿Pero es solo para alimentarse a sí mismo? ¿O Eso posee género y, por tanto, algún tipo de sexualidad? Asunto espinoso, pero el Club de Los Perdedores, en concreto Ben Hanscom, dio con muchas crías durante los eventos del libro de King, a las que destruyó antes de que naciesen. Podrían ser monstruos gestados por el ser o solo unas creaciones artificiales. Es factible decantarse por una u otra opción.
¿Cómo es que los habitantes de Derry conviven durante tanto tiempo con tan terrible vecino? Es el propio poder del ser cósmico el que altera la percepción de las personas, que parecen olvidar los ataques anteriores y achacarlos a las cosas más peregrinas que se puedan imaginar o a algún chivo expiatorio, pasando página y continuando con sus vidas. Además, las malas artes de Eso permiten que Derry nunca sea el centro de una gran atención mediática o de investigaciones de gran calibre. Su existencia es apenas un rumor, ocultado a ojos del mundo y escondido en lo más profundo de las mentes de la gente de ese pueblo de Maine. Su lazo con el lugar es tan fuerte que su derrota frente a Los Perdedores provoca que el centro de Derry sucumba ante una gran tormenta y una inundación.
Dadas sus capacidades y su extraordinaria longevidad, Eso se cree omnipotente e inmortal, extremo que casi podría ser cierto de no ser porque su presencia en el universo “común” provoca que deba regirse por leyes cósmicas comunes a los seres exteriores al Macrocosmos. Su habilidad para metamorfosearse y manifestarse de diferentes formas escondía su gran debilidad: al asumir una forma, quedaba sujeto a las limitaciones de la misma. Ello, unido a la determinación de Los Perdedores y su pérdida de temor hacia el ser, terminarían por precipitar la presunta caída y desaparición del mismo. Decimos presunta, pues hay gente que sigue sosteniendo que Eso podría haber sobrevivido de alguna forma. Pero ni el fin de la propia novela de King ni la saga de La Torre Oscura, que amplía la gran mitología creada por el escritor, dan pie a apoyar dicha tesis.
Siendo innecesario resumir la trama del libro y las luchas entre los protagonistas de aquel y la entidad, sí que queda espacio de sobra para que la serie que se está desarrollando actualmente pueda desentrañar muchos secretos y eventos históricos que tienen que ver con la propia localidad de Derry y la gran lacra que supone su más infame habitante. Desde el siglo XVIII hasta el XX – o el XXI, según las adaptaciones modernas –, el monstruo fue clave en eventos de suma importancia, empezando por la propia fundación del pueblo. Teniendo en cuenta que se habla de hasta tres posibles temporadas que visitarían tres marcos temporales diferentes, ¿cuántas de esas cosas veremos en pantalla? ¿Veremos más sobre su enfrentamiento con La Tortuga? ¿Habrá más referencias a los Fuegos Fatuos o al propio Macroverso? Por nuestra parte, saldremos de dudas desde hoy mismo.
Félix Ruiz H.

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