Ficha del caso Igarashi: el demonio del sueño
Ficha del caso Igarashi
Solicitud 2025-02-05.
Nombre:Yûji Hirano.
Edad: 24.
Sexo: varón.
Altura: alrededor de 1’75.
Peso: 73 kilos.
Color de pelo: negro.
Nacionalidad: japonesa.
Lugar de residencia: Nagoya.
Ocupación: escritor.
Descripción: alto, muy delgado, con pelo oscuro y desgreñado.
Delitos atribuibles: secuestro y asesinato.
Resumen del caso:
Dada la escasa colaboración del sospechoso, sus inusuales declaraciones y las aun más bizarras pruebas que se le han practicado al mismo, esta ficha podría resultar desconcertante de cara a futuras diligencias. Aunque los indicios parecen señalar al señor Hirano como autor de la desaparición de Igarashi Mari, no hay evidencias fiables sobre su paradero actual. El detenido continúa bajo custodia, a la espera de la decisión que se tome por parte de las autoridades judiciales. Haremos un breve repaso y resumen cronológico de los acontecimientos conocidos, para después dejar constancia de las primeras declaraciones del señor Hirano.
Hace siete días, la señorita Igarashi fue vista junto al sospechoso en la cafetería Futatsu. El señor Hirano fue el primero en llegar a la cita, según declara el dueño del local (conocido del mismo, como el testigo ha asegurado), quien además aseguraba que el detenido llevaba allí varias horas, bebiendo muchas tazas de café y fumando de forma continuada. El propietario de la cafetería declara que el señor Hirano salió del lugar gritando y haciendo aspavientos, siendo seguido inmediatamente por la desaparecida. Esto ocurrió a las 11:30 de la mañana.
El siguiente testimonio recabado procede de los padres de la señorita Igarashi, quienes recibieron una llamada por parte de su hija hacia las 12:15 de esa misma mañana. La chica dijo a su madre que pretendía irse de viaje de fin de semana junto a una amiga, de nombre Matsuda Keiko. Al no tratarse de la primera ocasión en que eso sucedía, y sabiendo que ambas jóvenes se desenvolvían bien en ese tipo de situaciones, los padres de la señorita Igarashi no se preocuparon por esa eventualidad.
Acto seguido, la desaparecida telefoneó desde la misma cabina (ubicada a unos pocos cientos de metros de la cafetería Futatsu) a la propia Matsuda Keiko, sin revelarle detalles concretos sobre dónde y con quién se iría, pero señalando que acababa de salir de la cafetería Futatsu. La señorita Matsuda prometió cubrir las espaldas de la joven, pero se quedó intranquila ante la actitud y las palabras de su amiga. Al ser cuestionada por este último extremo, la señorita Matsuda aseveró que aquel no era un comportamiento normal en Igarashi Mari. Ante las preguntas sobre el señor Hirano y su posible vinculación con la desaparecida, la testigo jura no saber nada al respecto. Keiko Matsuda fue la última persona que habló con la supuesta víctima. Eran las 12:32.
Cuatro días después, y ante la falta de noticias sobre el paradero de la joven, sus padres decidieron personarse en casa de Matsuda Keiko, descubriendo que la misma se hallaba en ella y que su hija les había mentido sobre las intenciones de su viaje. Esto llevó a que los tres involucrados en dicha conversación acudiesen a la comisaría número 13 de la prefectura de Aichi, donde se cursó la denuncia.
Los agentes Mishima y Kitano fueron los encargados de acudir a la cafetería en la que la señorita Igarashi fue vista por última vez. El propietario del lugar les dijo lo referido más arriba, facilitando además la dirección del señor Hirano, lo que aceleró las pesquisas. Una vez que Yoshida Hoshi, el casero del escritor, hubo accedido a acompañar a los agentes hasta la vivienda del joven, y siendo estos informados de que el señor Hirano carecía de familia o compañeros de piso, los tres entraron en el inmueble gracias a las llaves del casero.
Tanto Mishima como Kitano afirmaron que el escritor se encontraba sentado en el suelo frente a un pequeño balcón, permaneciendo en dicha posición mientras oía las preguntas del primero. El agente Kitano vio un bolso junto a la entrada a la habitación del detenido, deduciendo con celeridad que podría ser propiedad de la señorita Igarashi. Inquirido al respecto, el señor Hirano dijo textualmente: “Es inútil que busquen. Ella se ha convertido en parte de mis entrañas”. Alertados ante la extraña respuesta, ambos agentes interrogaron con urgencia al hombre, que dio una respuesta aun más desconcertante: “Ella se ha ido de viaje al mundo de mis sueños”.
Ante tal escenario, ambos agentes solicitaron refuerzos y rogaron al señor Hirano que se quedase quieto. Éste adoptó una actitud pasiva y distante, que no cambió ni tan siquiera mientras era trasladado a los calabozos.
La única fuente de información a partir de ese momento es el propio detenido. Si bien el señor Yoshida Hoshi declaró justo después de la detención y traslado del sospechoso que Hirano Yûji no era problemático ni había actuado nunca de forma sospechosa, no podía aportar información alguna sobre los movimientos de su inquilino durante los días anteriores o su posible relación con la chica desaparecida. Aun se está inspeccionando cada palmo de la casa en busca de pistas, aunque hay evidencias biológicas suficientes para aseverar que Igarashi Mari estuvo en la vivienda. Además de multitud de huellas dactilares y pelos, se han encontrado ingentes cantidades de café en la cocina, restos de sangre en varios rincones del lugar y girones de cinta en la sala de estar y la habitación. Indicios más que de sobra para lograr que el caso sea consistente.
Aun reviste la evidente duda del paradero de la muchacha. Dadas las primeras declaraciones del señor Hirano (que no ha parado de repetir tras su detención), se le practicaron unas pruebas médicas que descartasen la posible práctica de canibalismo. Los resultados han sido demoledores: tras varias repeticiones de dichos análisis y a pesar de que es imposible según la ciencia, el señor Hirano carece de vísceras. Su cuerpo es un cascarón hueco, que no presenta ningún órgano visible. Ni tan siquiera cerebro. Las posibles repercusiones de este hecho deberán ser evaluadas de alguna forma en el futuro.
Cierro esta ficha con las últimas palabras que el señor Hirano ha pronunciado en los últimos días: “Él la deseaba tanto como yo, pero yo solo la veía en mis sueños. Él era el despierto. Hasta que yo desperté”.
Atentamente,
Subinspector Kaito Omori.
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