Susurros desde el Vacío, por Barnoli Mulani

 




El Vacío es indescriptible. Es infinito y no está en ninguna parte, siempre cambiante y perpetuo. Hay más cosas en el infinito Vacío negro, Kirin Jindosh, de las que sueña tu filosofía natural. (Carta de Delilah)


Queridos aprendices, asistentes y curiosos, bienvenidos a un nuevo post de nuestro Gabinete. Hacemos una nueva visita a la saga de videojuegos Dishonored para hablar sobre El Vacío, hogar de la misteriosa deidad conocida como El Forastero. Ya escribí sobre él en el blog, por lo que de momento dejaremos su figura de lado. En su lugar, nos centraremos en esa dimensión paralela que se presenta en ese universo, centrando nuestras miradas en diversos aspectos mitológicos presentes en la saga y en unos extractos de un libro presente en todos los capítulos de la ahora tristemente olvidada IP: Susurros desde el Vacío.

Aunque el propósito del Vacío no está del todo claro, según el desarrollador Harvey Smith, “El Vacío a veces tiene una entidad divina, y a veces no. Algunas duran miles de años. A veces la brecha entre ellas dura tanto tiempo. Cada una adquiere los atributos del tiempo o proceso que las creó”.

Sin embargo, se desconoce qué otras divinidades han existido en el Vacío y cómo fueron destruidas. Estos seres pueden deshacerse de muchas formas, incluso desvaneciéndose, abdicando, deicidándose, siendo destruidos accidentalmente y siendo reclamados por el Vacío. A pesar de esto, “es posible que en algún lugar la gente todavía esté adorando a una divinidad del Vacío anterior”, como señaló el mismo desarrollador.

En más de una ocasión se sugiere que existe una conexión entre el mundo del Imperio en el que desarrolla buena parte de Dishonored y el Vacío. Los eventos que tienen lugar dentro del mundo natural pueden aparecer como escenas fijas dentro del Vacío, como la muerte de la emperatriz Jessamine Kaldwin y el secuestro de Emily Kaldwin por parte de los gemelos Pendleton. Harvey Smith señala que el Vacío “se nutre de la mente”, que a su vez “influye en el medio ambiente”.

Parece haber una afinidad simpática entre el Vacío y el océano. Como resultado, las criaturas que viven en las aguas profundas tienen conexiones especiales con esa dimensión. Las ballenas de Dishonored son criaturas misteriosas cuyo canto parece tener un efecto especial en la gente del Imperio de Dunwall y las islas de los alrededores. Los huesos de los cetáceos están tallados con símbolos para canalizar los poderes del Vacío. Las ballenas de Dishonored son un claro eco del Moby Dick de Hermann Melville, donde las ballenas aparecen como antiguos y esquivos dioses de las profundidades. Se sabía poco sobre las ballenas incluso en el apogeo de la industria ballenera en el siglo XIX, y Moby Dick, así como Dishonored, capturan el aura de misterio que aún exudaban en ese momento.

El delirio es otra forma de conectarse con el Vacío. Las criaturas portadoras de enfermedades, como las ratas y las moscas de sangre, protagonistas de buena parte de los pesares de los habitantes del Imperio, tienen potenciales ocultos. Así parece desprenderse de una nota que se puede hallar en el segundo videojuego: 

Convencí a nuestro pequeño grupo de que se necesitaban métodos menos suaves si nuestro deseo de encontrarnos con el Forastero era sincero. Fiebre de moscas de sangre, inducida voluntariamente. Esa será nuestra manera de llegar al Vacío. [...] La fiebre se instaló rápidamente. Mientras perdía y recuperaba la conciencia, las olas del océano golpeaban sobre mí. Había siluetas en la distancia y rocas negras relucientes.


Estos y otros diagramas y símbolos similares nos llevan directamente a la compleja maraña de la magia ritual, la brujería, la alquimia y el misticismo. El tema es demasiado enrevesado para entrar en detalles aquí, así que basta con decir que en el mundo de Dishonored, muchos individuos y grupos, desde la nobleza exiliada y los filósofos ocultistas hasta los aquelarres de brujas y el culto de los Sin Ojos, intentan utilizar el Vacío para su propio beneficio. Y algunos, especialmente en los márgenes de la sociedad, utilizan su poder para desafiar a los agentes de una sociedad represiva, la Abadía.

Las ratas de la plaga, que tuvieron un peso especial en los eventos de la primera entrega de Dishonored, suelen estar representadas en muchos diagramas ocultistas encontrados en Dunwall y Karnaca. Sus cuerpos dominan el centro, conectando las puntas de los diagramas tipo brújula o las ramas y raíces de los árboles adornados con glifos alquímicos o astrológicos.

Además de las conexiones entre ambos planos de la realidad, hay varios medios para llegar al propio Vacío, físicamente hablando. Si bien algunas personas son llevadas al Vacío en sus sueños, se puede acceder a él directamente desde el mundo natural, como lo demuestran personajes como Daud – el asesino de la emperatriz Jessamine en el primer juego – y Delilah Copperspoon, la usurpadora del trono en la segunda aventura. Los santuarios externos, lugares que se pueden encontrar esparcidos por el Imperio isleño también actúan como portales momentáneos entre el mundo natural y el Vacío, ya se puede pasar de un lugar a otro cuando se toman runas de los altares de esos santuarios, reliquias elaboradas para adorar al Forastero.


En lo que se refiere al autor del mismo, poco podemos decir. Es de suponer que Barnoli Mulani fue un estudioso del Vacío, que registró todas sus pesquisas y reflexiones en el volumen citado al principio. Hay muchos puntos de la historia de estos videojuegos que han quedado sin desarrollar, debido a su precipitado fin tras su tercera entrega. Sin embargo, estas disquisiciones son digas de quedar consignadas aquí, puesto que son sumamente interesantes a la hora de enriquecer el lore. Desde este momento, consignamos los pocos escritos reunidos del libro de Mulani, tomados de un capítulo titulado Tratado sobre la existencia física de ese reino extraño:

Es una historia muy común: una persona ha dejado de respirar, ha quedado atrapada bajo las ruedas de un carruaje o ha sufrido algún otro suceso trágico y se cree que está muerta. Pero cuando se le quita el peso, ¡se recupera rápidamente! Pero, de todos modos, durante un momento o dos, esa persona se perdió para nosotros, se perdió para el mundo mismo.

¿Y qué experimentaron mientras estuvieron en esa muerte temporal? ¿Oscuridad? ¿Nada? ¡No, de ninguna manera! Nos dicen, como muchos otros antes, que estaban en un lugar particular y pueden describirlo vívidamente.

¿Y quién de nosotros no conoce ese lugar? ¿No lo hemos visto todos en nuestros sueños? Ese lugar que compartimos, en los rincones más recónditos de nuestras mentes. El reino donde nada tiene sentido, donde uno se siente a la vez perdido y en casa. El Vacío.

Estos pequeños atisbos del Vacío en sueños o descritos por quienes despiertan de un coma no se limitan a unos pocos elegidos. En mis entrevistas, he podido comprobar que no hay un solo ciudadano que no haya tenido esas visiones en un momento u otro.

Éste, entonces, debe ser un lugar real, no un folclore o una ilusión colectiva. Tal vez exista en las profundidades de la tierra , o muy por encima de ella. Tal vez esté justo al lado nuestro, pero oculto. Algún truco de la luz, o una cortina maravillosa, nos impide conocerlo por completo. Y todos esperamos que un filósofo natural descifre el fenómeno, que nos muestre cómo verlo a voluntad.

Pero cuando se revele, ya no será un lugar temible, no será el reino distante y especial descrito en el mito del Forastero . Será extraño, sí, incluso inquietante. Pero, no obstante, será un nuevo reino para que exploremos y, finalmente, conquistemos.

¿Qué nuevos tesoros nos esperan allí? ¿Son los lagos de diamante líquido? ¿Las nubes de gas plateado sin peso? ¿Y qué cosas aprenderíamos?

La Abadía de Quídam condena cualquier estudio continuo sobre el Vacío y su existencia. Pero consideren, si quieren, las ballenas que son arrastradas diariamente a los grandes mataderos de Dunwall . ¿Son más o menos aterradoras cuando están colgadas del gancho de un carnicero? ¿Se vuelve algo más misterioso, más peligroso y más poderoso cuando ha sido diseccionado, estudiado y categorizado? ¡No, digo yo! La filosofía natural todavía puede desterrar todas las incertidumbres del mundo y poner todo lo que se teme bajo nuestra mirada conocedora.

Es cierto que no soy un hombre religioso, pero hay que respetar a la Abadía por su continua guía moral de nuestro gran Imperio. Seguramente hasta el propio Alto Supervisor estaría de acuerdo en que una investigación exhaustiva del Vacío proporcionaría conocimientos que podrían utilizarse para una mejor protección contra sus malignidades. Podríamos someter al Vacío a escrutinio en lugar de estar sujetos a sus insidiosas influencias. Todo lo que se conoce puede incorporarse al orden natural del mundo.

Si la Abadía lo permitiera, estoy seguro de que algún día podríamos atravesar el Vacío sin sufrir daños. Quizá aún estemos libres de los susurros del Forastero , si es que existe tal criatura.

Si las dificultades para alcanzar el Vacío no son ni prácticas ni morales, entonces debemos reflexionar sobre lo ético.

Si el Vacío sólo se presenta a aquellos que están en el umbral de la muerte, entonces uno debe comprender que la muerte es necesaria para romper cualquier barrera que se interponga entre nuestro mundo y ese mundo de leyenda insondable.

No estoy sugiriendo que comencemos a practicar algún tipo de sacrificio humano herético, pero consideren esto: hay personas dentro de nuestra sociedad que se han propuesto en la vida molestar a los ciudadanos trabajadores del imperio mediante la pereza, el robo y el asesinato.

Las personas execrables no son aptas para vivir entre nosotros. Con la cooperación de la Abadía y la Academia de Filosofía Natural, se podría construir un dispositivo para atrapar a estas alimañas sociales en un punto de dolor fatal para que se pueda acceder al Vacío y estudiarlo adecuadamente. Experimentos morbosos, sin duda, pero necesarios para que los criminales que yacen entre nuestros muros se conviertan en un propósito mayor. ¡Aquí, podrían ser útiles en el momento de su muerte como nunca lo fueron en su vida!

Esta no es más que mi modesta propuesta.


No será ésta la última vez que hablemos sobre la saga, puesto que aun hay mucho que explorar sobre sus personajes y rico trasfondo ideológico y mitológico. Si os interesa, os emplazo a futuras entregas para saber más al respecto. 




Félix R. Herrera










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