La herejía de El Forastero, deidad de El Vacío
Espíritu de las profundidades, sirena de los sueños.
Caminé durante horas por la costa, dejando atrás Dunwall, hasta que el lamento de las olas ahogó cualquier otro sentimiento. Lloré, sabiendo que no volverías a mí, amor mío.
Dominas mis sueños, donde contemplo, con sentidos que no poseo cuando estoy despierta, el oscuro esplendor de tu hogar en las profundidades. Allí, el océano descansa sobre tu espalda como un niño dormido a hombros de su padre.
En esas noches en blanco de desesperación, te apareces a mí, no como el poderoso leviatán, sino como un joven, con los ojos negros como el Vacío.
Queridos aprendices, asistentes y curiosos, bienvenidos a un nuevo post de nuestro Gabinete. En esta entrada de nuestro singular archivo bosquejaremos la historia de un dios prohibido y misterioso, cuya curiosidad hacia las personas especialmente singulares le lleva a regalarles poderes sobrenaturales. Se trata de El Forastero, habitante de El Vacío.
Dishonored es una de esas sagas de videojuegos que tristemente fue abandonada hace años. A pesar de que Bethesda tenía entre manos una serie exitosa entre crítica y público, las prioridades del estudio se centraron en otros buques insignia más lucrativos. Sobre todo, The Elder Scrolls y Fallout. La posterior compra de ésta matriz por parte de Microsoft ha provocado un efecto dominó que se ha llevado por delante a la desarrolladora, Arkane Studios.
La empresa francesa, creadora de esta saga, además de otros juegos de éxito como Prey y Deathloop, comenzó a presentar dificultades tras la salida del estudio de Raphael Colantonio, fundador y director creativo de la compañía, tras la salida del primero de los videojuegos mencionados.
Los valores Triple A de Dishonored se notaron, entre otras cosas, a la hora de contratar a actores y actrices que prestasen sus voces a la versión original. Entre ellos se encuentran estrellas actuales o pasadas como Susan Sarandon, Brad Dourif, Carrie Fisher, Michael Madsen, Lena Headey o Chloë Grace Moretz. Una apuesta ambiciosa que, a la larga, resultó acertada.
No os voy a engañar. Ha sido el cierre de su desarrolladora la que me impulsó a adentrarme en la historia de Corvo Attano y su misión de redención y rescate en la ficticia ciudad industrial de Dunwall. Los premios BAFTA de 2013 le concedieron el premio a Mejor Juego y recibió nominaciones para Mejor Diseño e Historia.
La disolución de varias de las desarrolladoras filiales de Microsoft ha sido una bomba dentro de la industria. Han sido muchas las voces críticas ante la forma de actuar del gigante tecnológico y de sus responsables en este sector. A nosotros, sin embargo, no nos interesan los pormenores de estas decisiones, sino que centraremos la atención en algunos aspectos del videojuego, que vio la luz en 2012.
Este post ha comenzado con un pequeño extracto de una obra ficticia que habla sobre una entidad sobrenatural que pulula por este universo ficticio. Son muchos los que saben de su existencia, pero pocos los que intuyen su presencia. Menos aún los que logran entablar contacto con esta deidad caprichosa, habitante de una dimensión paralela.
¿Qué es El Vacío? Al poco de empezar la aventura de Corvo, acusado de matar a la emperatriz de Dunwall, la deidad a cargo de la dimensión paralela le escoge y le transporta a su reino. Esto no ocurre de cualquier forma, pues parece que el sueño es el puente que se puede tender entre ambos planos.
Corvo es llamado a El Vacío cuando descansa por primera vez en su alojamiento temporal, un antiguo club en el que un supuesto grupo de leales a la difunta emperatriz trata de descubrir la verdad tras el atentado que acabó con su vida. Lo único que Corvo puede ver al principio son una sucesión de islas flotantes, rodeadas de una espesa bruma y de objetos misteriosos que pululan a su libre albedrío por todo el paraje. Las reglas comunes del tiempo y el espacio que rigen la realidad mundana de Dunwall – similares en todo punto a nuestro mundo, aunque la magia sí que tiene cabida en su universo – no parecen funcionar allí.
Tan pronto como Corvo accede al lugar, una misteriosa voz le indica que está allí porque ha llamado su atención. Y eso no es algo común, pues a lo largo de la saga se puede descubrir que han sido muy pocos los que han sido contactados por este dios para recibir su marca, un tatuaje que permitirá a su portador hacer uso de una serie de poderes sobrenaturales.
En aquella misma visita, la deidad se hace presente por fin. Se trata de El Forastero, que siente una infinita curiosidad por ver qué haría una persona cuando se le da poder sobre otros, lo que le lleva a aparecerse ante quienes considera poseedores de un potencial innato para cambiar el mundo. En el caso de Corvo, El Forastero está deseoso de ver qué hará el hombre en cuanto al futuro de Dunwall y los conspiradores que asesinaron a la emperatriz.
El Forastero suele adoptar la forma de un hombre pálido, ataviado con una chaqueta marrón, pantalones azules y botas negras. Esto, junto a su cabello negro, podría considerarse normal si no fuera por sus característicos ojos negros, con los que es capaz de verlo todo.
Su leyenda se lleva contando durante cientos de años. Quizá miles. No han sido pocos los que han deseado contactar con él, continuando con la tradición de elaborar talismanes de huesos de ballena en honor a él. Igualmente, abundan los altares en los que se le ofrecen talismanes.
Durante la aventura, podremos constatar que el culto a esta suerte de dios de los sueños sigue muy presente entre gentes de todo tipo,a pesar de tratarse de un movimiento religioso perseguido por las autoridades oficiales de Dunwall, con el Decano Supremo a la cabeza. Documentos, notas y libros darán testimonio de ese interés. Puede comprobarse este extremo, por ejemplo, en este extracto de El Forastero:
[Pasaje de un diario de un conocido hereje, confiscado antes de su ejecución]
Para la mayoría, el Forastero no es más que un cuento de niños pensado para meter miedo a todo lo ajeno a la familia, a la comunidad.
De joven, mi madre y yo fuimos fugitivos, huíamos de un pueblo pesquero o aldea a otro. Acampábamos en los bosques durante semanas, con los malditos decanos siempre pisándonos los talones.
De noche, me contaba sus sueños. Me hablaba del vacío lugar desde donde el Forastero le susurraba. Con cada visita, sus conocimientos aumentaban, hasta que llegó a poder ver a través de los ojos de polillas, y a abrir puertas y ventanas desde el exterior de las casas.
Encontraré ese vacío lugar. Encontraré un modo de hacerme con la llave que permite acceder al Vacío. Con el tiempo, aprenderé el secreto y él acudirá a mí, como acudió a ella.
Llamadme hereje por mis estudios. Arrastradme a vuestra fría celda de piedra, azotad mi piel y juzgadme por apóstata. Reducid mi cuerpo a cenizas.
Pero no dejaré de buscar el lugar al que se refería mi madre. Es lo que da sentido a mi vida.
La religión oficial y más extendida de este imperio isleño que se presenta en Dishonored es la Abadía, cuyos representantes son los Decanos. La base de sus creencias se resume en una expresión: “el universo es un lugar enorme y desconocido, repleto de fuerzas peligrosas, la mayoría hostiles ante la existencia del hombre”. Su doctrina se sustenta en las denominadas como Las Siete Censuras (Mirada errante, lengua mentirosa, manos inquietas, pies errantes, hambre desenfrenada, carne lasciva y mente descarriada). Como no podía ser de otra forma, La Abadía impone esta corpus doctrinario con mano de hierro y pregona constantemente a los ciudadanos las bondades de la institución y su visión de la realidad.
Como guardiana del orden, La Abadía tiene en el culto a El Forastero como su principal oponente. Los creyentes en la deidad del Vacío suelen recurrir a la magia y la brujería, prácticas que molestan sobremanera a los Decanos, que cuentan con medios tecnológicos – aunque también mágicos, como no podía ser de otra forma – para batallar con los herejes.
Las quemas de brujas y herejes han sido comunes desde hace siglos, incluso en plena era industrial, así como la destrucción de objetos como runas y talismanes, que sin embargo siguen siendo elaborados.
Las Siete Censuras mencionadas anteriormente ahondan en los males que acercarían a los creyentes a El Forastero, una suerte de demonio para los Decanos. Así, por ejemplo, al hablar de los pies errantes, se dice literalmente: “Restringe los pies errantes de quienes gustan de entrar donde no deben. Hacen caso omiso de los lindes de los terrenos de otros. Se meten en tierra ajena, para regresar con los zapatos manchados por la maldad. ¿Por dónde te has internado que la destrucción sigue a tu paso? ¿Atravesarías carbones encendidos o cristales rotos? Entonces, ¿por qué rondas por los hogares de la gente honrada, o en guaridas de cosas ocultas? El resultado es el mismo, ¡caerás al Vacío! En vez de eso, reposa los pies en terreno firme para que, cuando los vientos del Forastero aúllen sobre ti, puedas mantenerte firme y no te derriben”.
Sabiendo todo lo anterior, es todavía más interesante que la deidad prohibida se acerque a Corvo y le elija como portador de su Marca. Aunque he de aclarar que no es el único regalo que hace al guardaespaldas de la emperatriz, sino que además le hace entrega de otro artefacto sumamente valioso: el corazón.
Se trata de un objeto mágico que aparecerá de forma recurrente durante la saga, siendo portado por Corvo o por Emily Kaldwin – hija de la emperatriz fallecida en la primera aventura y, por tanto, heredera del imperio – en futuras entregas. Es un artefacto diseñado para albergar un espíritu, que prestará su voz en momentos puntuales a su portador para hacer determinados comentarios sobre personas y lugares de excepcional interés. Un saber oculto que solo puede venir de El Vacío. Además, El Forastero le ha dado otorgado la capacidad de latir cada vez más rápido cuando quien lo lleve en su mano se acerque a una runa o un talismán.
El propio corazón, al principio mismo de la aventura, en la primera visita de Corvo a la dimensión paralela, es capaz de susurrar algunos secretos de aquel espacio, enfatizando su naturaleza sobrenatural:
“Este lugar es el fin de todas las cosas. Y el principio. En este lugar el tiempo carece de sentido. Ni segundos, ni siglos. Algún día este lugar devorará todas las luces del cielo. El que recorre esto es todas las cosas. Canciones de cuna de consuelo y huesos roídos. Este es el lugar del que extraen su poder quienes juegan con la magia negra. Este lugar es su ruina.”
Hay algún detalle más sobre la deidad que aún no se ha mencionado. Al parecer, su existencia no es anterior a la de la propia dimensión que habita. A pesar de contar con miles de años de antigüedad, El Forastero podría haber sido originalmente un humano normal y corriente.
Ante la ausencia de una entidad que rigiese El Vacío, una ancestral secta habría secuestrado a un adolescente para someterlo a un rito especial. Mediante métodos secretos, este grupo conocía la forma de entrar a la dimensión paralela sin recurrir a llamadas e invocaciones de ningún tipo, lo que dificulta sobremanera la comprensión que se puede tener sobre ese espacio.
Una vez allí, el joven habría sido asesinado con una hoja especial. Posteriormente su espíritu, habiendo olvidado su pasado como mortal, habría dado paso al dios que posteriormente sería rival de La Abadía, convirtiendo su ignorado nombre en su Marca.
Pero todo esto, como tantos otros datos, son fruto de la especulación y pasto de hipótesis más o menos fundamentadas...
Félix R. Herrera
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