Francis McQueen: The Darkside Detective


 

El mundo de los videojuegos esconde a multitud de detectives de lo oculto que expanden un género ya tremendamente prolífico. Entre ellos hay personajes de todo tipo. Bastantes de ellos suelen ser oscuros, atormentados, valientes, solitarios, inteligentes e intuitivos. Pero ese no es el caso de Francis McQueen, la mitad de la Darkside Division.

La todavía corta saga The Darkside Detective consta de dos videojuegos que pertenecen al género de las aventuras gráficas. Ambos han sido desarrollados por los tres miembros de la empresa irlandesa Spooky Doorway y publicados por Akupara Games. El juego original se lanzó en 2017, mientras que la secuela llegó a diversas plataformas en 2021 bajo el título de The Darkside Detective: A Fumble in the Dark. Los dos presentan un estilo pixel art.

¿Dónde se arrastran los cultistas? ¿Dónde habitan los demonios? ¿Dónde se oculta… lo oculto? Sea donde sea (siempre que ese esquivo lugar esté en la ciudad de Twin Lakes), ahí podréis encontrar al detective Francis McQueen, el detective principal (y único) de la División Darkside, un equipo que carece de apoyos de cualquier tipo. Pocos conocen su actividad, pero nadie dirá nada al respecto ni le relpaldará si algo sale mal. McQueen es el Darkside Detective.

Este particular detective de lo oculto no trabaja solo, pues tiene a su propio acompañante. Un compañero de fatigas que siempre está ahí para echarle una mano… o para intentarlo. Se trata del oficial Patrick Dooley, un policía con actitud socarrona e irreverente que no para de lanzar chistes y burlarse de los casos en las que se ve obligado a participar contra su voluntad.

Ambos unirán fuerzas en un total de 18 casos divididos entre ambos videojuegos. Cada uno de ellos es una pequeña aventura en sí misma, siendo independientes entre sí, aunque Dooley se encargará de hacer menciones y recordar eventos de algunos de ellos mientras superamos los demás.

En cuanto a Twin Lakes, ciudad donde actúan ambos miembros de la Darkside Division, ha de indicarse que los irlandeses de Spooky Doorway la convirtieron en una ciudad estadounidense muy particular. En ella hay puertas indertimensionales, seres infernales de todo tipo, apariciones, exorcizados… Sus ciudadanos ignoran lo que pasa en la ciudad, pero lo sobrenatural está presente casi en cualquier rincón.

The Darkside Detective es una saga corta. Ambos videojuegos pueden superarse en pocas horas. El humor es omnipresente. Todo es una sátira autoconsciente, que no para de romper la cuarta pared y que puede lograr que los jugadores se rían si captan todas las referencias. Y las mismas hacen alusión a diferentes ámbitos: desde películas como Cazafantasmas, libros como El Exorcista o autores de renombre como Lovecraft y Poe.

Nuestro objetivo como controladores de McQueen es bastante sencillo: resolver los casos, aunque sea de casualidad. Hablar con los distintos PNJ (personajes no jugables), recabar información, coger distintos objetos y usarlos en otros lugares para desbloquear más pistas y acabar con cada microaventura. Nada de complicaciones. Todo es muy directo.

He mencionado que en alguno de los casos hay referencias a autores famosos. Precisamente, el primero que vi y jugué fue uno en el que aparecen Aleister Crowley, Mary Shelley, Terry Pratchett, Enid Blyton, Douglas Adams, W.B. Yeats, Howard Phillips Lovecraft y Edgar Allan Poe. Se trata de Tome Alone. título que usa un juego de palabras para relacionarlo con la mítica Home Alone. El parecido no es casual, ya que esta pequeña historia tiene a un pequeño niño como uno de sus personajes principales.

En ese caso, McQueen y Dooley llegan a la biblioteca de Twin Lakes para devolver algunos libros. Por supuesto, lo hacen con retraso y tendrán que lidiar con Doris, la bibliotecaria. Pero también con una tormenta muy inusual que se ha desatado sobre el edificio: en lo alto del mismo hay un vórtice púrpura que no tiene buena pinta.

Aparte de Doris, hay un par de personas (físicas) más en el edificio. Por un lado tenemos a Raxa, un estudiante universitario con conocimientos de ocultismo e informática que también tiene interés en saber qué ocurre allí. Por otro a Devon, un niño que va con bastante frecuencia a la biblioteca y que habla con un libro flotante, algo que lógicamente hace sospechar a la bibliotecaria. En principio, ambos afirman no saber nada de todo el asunto.

Observando unos microfilms y usando un visor especial, McQueen da con un antiguo informe periodístico con un dibujo parecido a un ojo. Entonces, ante él van apareciendo los autores anteriormente mencionados. Apariciones espectrales que están repartidos por el edificio y con los que hay que dialogar para averiguar por qué están allí.

Es en esta conversaciones donde está la carga cómica de la aventura. Por ejemplo, Aleister Crowley le lanza puyas a Yeats, afirmando a McQueen que “es un cobarde”. Por su parte, Yeats no duda en dedicarle el apodo de “bestia” a Crowley. Enid Blyton (que escribió sobre todo literatura infantil, aunque jugó con varios géneros) que aparece junto a Devon, menciona que los fantasmas le dan miedo. Pero lo mejor es el duelo dialéctico entre Poe y Lovecraft. Algo que muchos hemos soñado pero que solo puede producirse en la ficción. Ambos espectros discuten sobre la naturaleza de sus respectivas obras, dedicándose maravillosas palabras.

Lovecraft ataca diciendo: “Tu juegas con los habituales clichés. Tus historietas baratas no dan ningún miedo, como mucho vulgares sobresaltos.”

Ante esto, Poe no se queda atrás: “¡Tú ni siquiera has escrito tus mejores obras! ¡Charlatán! ¡Fraude! ¡Timador fantasmagórico!



Más allá de estas discusiones, la clave de todo el asunto reside en una habitación secreta en la sección de terror de la biblioteca y en un extraño libro que involucra a uno de los fantasmas que han aparecido en el lugar. McQueen terminará por resolver el caso mientras Dooley le sigue sin tener ni la más mínima idea de lo que está pasando.

Tras éste, aun habrá otros diecisiete casos que investigar, llenos de referencias claras, humor absurdo y momentos irreverentes. Diversión rápida y ligera, pero afín a nuestros intereses particulares. Francis McQueen es un compendio de clichés, pero tiene su merecido espacio dentro del enorme grupo de los detectives de lo oculto.


Félix R. Herrera

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