Sarah Helen Whitman, la vidente de Providence
Nota: El presente texto es una ampliación del trabajo del autor que apareció en julio de 2024 dentro del libro colectivo Más actos macabros en la Historia, coordinado por Joni. B. L. y publicado por Editorial Guante Blanco.
Pocas personas han sido tan generosas conmigo como Levi Lionel Leland, un oriundo de Rhode Island que lleva años investigando la figura de Edgar Allan Poe, en especial su relación con uno de sus amores más profundos. Para mí, amante de la obra del bostoniano, fue toda una suerte dar con él. La lectura del ensayo de Óscar Fábrega, A propósito de Poe (Guante Blanco, 2023) generó en quien esto escribe una serie de interrogantes que deseaba explorar. Curiosamente, las que surgieron con mayor fuerza no versaban con el propio bostoniano, sino con una de las personas más importantes de su ilustre vida: Sarah Helen Whitman. El periplo que estoy a punto de compartir con vosotros me hizo dudar de que todo se tratase de la simple actuación del azar. Y es que Whitman y Levi están conectados de una forma sorprendente, como él mismo descubriría y compartiría una vez tras la publicación del citado ensayo. Una pena no haber podido incluir ese detalle en aquel momento.
Pero vayamos por partes. La poetisa y ensayista (Providence, Rhode Island, 19 de enero de 1803 - Providence, 27 de junio de 1878) hizo en vida méritos más que suficientes para tener más influencia histórica y cultural de la que se le suele atribuir. Buena parte de culpa la tiene la propia trascendencia de la figura de Poe, cuya larga sombra eclipsó a prácticamente todos con los que se relacionó y codeó, salvo honrosas excepciones.
En este texto se va a introducir a los lectores en una faceta de Whitman muy comentada en casi todos los libros que han tratado de arrojar luz a distintos aspectos de la vida de Poe. Lo curioso del asunto es que se trata de un aspecto muy poco desarrollado: su práctica del espiritismo y su postura frente a este fenómeno. Se puede adelantar que la clave para desentrañar los misterios en torno a Sarah están en la propia Providence, cuna y tumba de otro celebérrimo autor, H. P. Lovecraft. Es curioso comprobar cómo – siempre a nivel particular, puesto que no es la primera vez que los tres personajes quedan entrelazados en un texto propio – se va cerrando un pequeño círculo entre los tres autores.
La explicación es básica: apenas existe bibliografía propia sobre la vida de Sarah Helen Whitman. Se pueden encontrar retazos en nuestro idioma, casi siempre traducidos por algún particular que se sintiese atraído por algo en concreto. Si alguien quiere leer sus poemas, irremediablemente debe hacerlo en inglés, más allá de alguna pieza corta que se pueda encontrar en alguna antología o alguna web que haya trasladado al español algún poema concreto.
Por ejemplo, si los lectores buscan en la red, pueden encontrar sin ninguna dificultad el poema Resurgemus, que se publicó en 1853 en la antología Hours of Life (Horas de Vida), y que está dedicado precisamente a Poe. En realidad, este poema es el segundo que Whitman dedicó al bostoniano tras la abrupta muerte de éste en octubre de 1849. Se trata de una suerte de vigilia en la tumba de Edgar, que durará hasta el momento en que ambos vuelvan a reunirse tras la muerte. Finaliza así:
Siempre cerca tuyo, alma en alma,
cerca de ti para siempre, pero, ¡cuán lejos
pueden nuestras vidas alcanzar la meta perfecta del amor
en el orden superior de tu estrella!
Repasemos en unas cuantas líneas la relación que ambos mantuvieron, gracias a la guía del propio Levi, quien publicó un escueto artículo al respecto en The Providence Eye (Benefit Street’s “Enchanted Garden”, 25 de junio de 2025), un medio local que a finales de junio se hizo eco de la quinta edición del memorial dedicado a Whitman, impulsado por mi desinteresado contacto.
En una noche de julio de 1845, Edgar Allan Poe caminaba hacia el norte por la calle Benefit de Providence. Durante aquella visita a la ciudad, conoció a una poeta local llamada Sarah Helen Whitman, quien vivía en una casa colonial roja en la esquina de las calles Benefit y Church. Al acercarse al lugar hacia medianoche, Poe echó un vistazo al patio trasero de la casa y encontró a Whitman cuidando su rosaleda bajo una luna casi llena. Vestía un vestido de muselina blanca, un chal, delicadas pantuflas y un velo transparente sobre el rostro. Según nos cuenta Levi en ese artículo, fue amor a primera vista.
Sin embargo, Poe no entabló contacto con Sarah en esa visita. Su romance surgió tres años después, cuando ella inició un intercambio poético con él, completamente inconsciente de que él la había observado años antes. De septiembre a diciembre de 1848, Edgar Allan Poe y Sarah Helen Whitman compartieron uno de los romances literarios más intensos de cuantos se conocen.
El Museo Poe en Richmond, Virginia, es uno de los cuatro museos Poe en funcionamiento en el país y el primero dedicado a él. Inaugurado en 1922, el Museo Poe posee la colección más importante del mundo de artefactos y recuerdos de Edgar Allan Poe. Su patio, repleto de plantas y flores significativas para la vida y obra de Poe, ha sido apodado el “Jardín Encantado”, nombre que Poe le dio al jardín de rosas de Whitman en la calle Benefit.
Uno de los primeros visitantes notables del Museo Poe fue el hijo predilecto de Providence —otro maestro literario del terror, H.P. Lovecraft—, quien abordó la historia de Poe y Whitman en sus propias obras. En su relato La casa evitada o La casa maldita (The Shunned House, 1924), ambientado en una casa real en la calle Benefit, a poca distancia de la casa de Whitman, menciona el paseo de Poe hacia el norte y su noviazgo con la poetisa local.
Whitman cortejó a Poe en sus lugares favoritos, como el cementerio de Saint John, el cementerio de Swan Point y el mismísimo Providence Athanaeum. Ellá rechazó una primera petición de matrimonio, aunque finalmente aceptó. Siempre y cuando se diese un condicionante muy importante: la abstinencia total de alcohol por parte de Poe y el consentimiento expreso de su madre, Anna Power. Este segundo factor fue peliagudo, ya que la mujer odiaba a Edgar y estipuló que su hija debería renunciar a su cuantiosa herencia para evitar que él se beneficiara económicamente de la unión. Se redactó un contrato que todas las partes debieron refrendar con su firma.
El 20 de diciembre de 1848, Poe impartió una conferencia sobre “El Principio Poético” ante un público de casi 2.000 personas en el Howard's Hall de Providence. Un local céntrico, hoy por desgracia desaparecido, pero muy popular en el siglo XIX. Whitman se sentó en primera fila y, muy impresionada con su prometido, ideó una boda que debía celebrarse lo más pronto posible, aunque estuviesen a las puertas de la Navidad. Tan solo dos días antes de la boda, Whitman recibió una nota anónima mientras se encontraba en el Athenaeum, en la que se afirmaba que Poe había roto su promesa de sobriedad. Ella lo confrontó ese mismo día en su casa y canceló la boda. Poe fue acompañado fuera de la casa por Anna Power, y nunca más volvieron a verse. Edgar murió menos de un año después en Baltimore en circunstancias misteriosas. En cuanto a Sarah, pasó las tres décadas restantes de su vida atesorando su conexión con Poe.
Aunque fue un breve capítulo en la rica historia de Providence, el apasionado romance entre Edgar Allan Poe y Sarah Helen Whitman dejó una huella imborrable. Varios lugares importantes se conservan hasta el día de hoy, incluyendo la casa de la poetisa en la calle Benefit, con el “Jardín Encantado” enclavado tras ella. La propiedad ha sido meticulosamente preservada y cuidada por la Diócesis Episcopal de Rhode Island desde que la adquirió en 1959.
Whitman fue la gran defensora de la figura del bostoniano tras la muerte de éste. En 1860 apareció Edgar Allan Poe and His Critics, una respuesta muy enérgica, entre otras cosas, hacia el intento de desprestigio del autor llevado a cabo por Rufus Griswold. Griswold era nada menos que el albacea literario de Edgar, a pesar de que no le tenía en gran estima, precisamente. Las riñas entre ambos eran comunes y han sido estudiadas en profundidad en multitud de ensayos. El crítico oriundo de Vermont murió en 1857, por lo que no pudo defenderse de estos ataques por parte de Sarah.
Volviendo al material que se pretende desarrollar, y acudiendo a los gustos ocultistas de Whitman, se suele mencionar su apego al trascendentalismo y al espiritismo. En cuanto al primero de los conceptos, se trató de un movimiento literario, filosófico y político que tuvo un importante auge entre las décadas de los 30 y los 60 del siglo XIX en territorio estadounidense. A pesar de tener paralelismos más que evidentes con el arrianismo, con Immanuel Kant y con la Reforma protestante, la versión norteamericana floreció precisamente en Boston, de manos de William Ellery Channing, cuyo sermón Cristianismo Unitario (1819) se considera la pieza fundacional del movimiento.
Esta doctrina del Dios único y de la identificación del alma individual con el alma del mundo sufrió una leve transformación gracias a Ralph Waldo Emerson, uno de los primeros pesos pesados de la literatura del jovencísimo país que por entonces era Estados Unidos. Dejó a un lado el prisma meramente religioso del movimiento y abogó por la propia conciencia humana como medio para alcanzar mayor conocimiento, sin la necesidad de mediadores entre lo divino y lo humano y sin tener que recurrir a prodigios considerados como sobrenaturales. en The Method of Nature, (1841) defendió que la independencia individual se podía alcanzar con la intuición y la observación directa de las leyes naturales. Una vez en comunión con éstas, cualquiera sería capaz de entrar en contacto con la energía cósmica y su fuente. Es decir, con Dios. En ese mismo año de 1841 escribió varios ensayos más donde ahondaba en su forma de entender el movimiento.
Las principales figuras del trascendentalismo, en esta última variante, fueron el propio Ralph Waldo Emerson, Henry David Thoreau, Margaret Fuller, Amos Bronson Alcott, Louisa May Alcott y Walt Whitman.
Por su parte, el espiritismo decimonónico estadounidense estaba muy en boga mientras Whitman y Poe cruzaban cartas y durante las siguientes décadas. Aunque actualmente todavía se debate sobre los orígenes del espiritismo y su componente religioso, antropológico y folklórico, lo cierto es que tuvo una importancia capital a mitad del siglo XIX, mientras Allan Kardec seguía siendo su máximo exponente teórico. La canalización de presuntos espíritus de fallecidos a través de médiums, en torno a los cuales se movía buena parte de la flor y nata de la sociedad de muchas ciudades, se convirtió casi en un rito de paso para todo aquel que sintiese verdadera curiosidad por la trascendencia.
Precisamente, Sarah Helen Whitman suele ser encasillada dentro de esta faceta de médium, y no faltan anécdotas en las que se relatan supuestos contactos con el espíritu de su amado Edgar Poe después de 1849. Sí, Whitman ejerció como médium, y de ello no hay dudas, a pesar de la escasez – o nulidad, según el caso – de fuentes que se suelen ofrecer. La cuestión que aquí queremos dilucidar es la siguiente: ¿de verdad hay pruebas de que Whitman ejerciese como médium? Y yendo un poco más allá, ¿hasta qué punto tuvo influencia la poetisa dentro de la esfera espiritista?
Como se ha mencionado anteriormente, las menciones e informaciones sobre la poetisa de Providence brillan por su ausencia, excluyendo las que se encuentran en los trabajos en torno a Poe. Se citan sus cartas cruzadas, sus defensas del escritor y sus deseos de volver junto a él, de una forma u otra. Pero al margen de eso, todo son preguntas.
Las búsquedas a través de Internet tampoco arrojan muchos más resultados. Pero irónicamente, sí que han permitido tirar del hilo para llegar a algo más concreto. En 2019, el Brown Daily Herald publicó un artículo en el que, entre otras cosas, hablaban con Robin Wetherill, Directora de Membresía y Relaciones Externas del Providence Athanaeum. En aquel momento, Wetherill dijo algo muy parecido al mantra que suele repetirse cada vez que se habla de la Sarah Whitman que sobrevivió a su amor:
“Después de la muerte de Poe, Whitman se convirtió en una gran defensora de su trabajo y realmente continuó apoyándolo.” “Más tarde, Whitman (incluso) incursionó en el espiritismo e intentaría contactar a Poe y tener reuniones espirituales en su casa.”
El siguiente paso estaba claro: contactar con la fuente. Fue muy sencillo contactar con Robin. En cuanto al Providence Athenaeum, se trata de una biblioteca independiente apoyada por miembros afiliados, ubicada en el 251 de la histórica Benefit Street de Providence. La entidad actual fue fundada en 1836 después de que el anterior Athenaeum – que data de 1831 – y la Providence Library Company – que funcionaba desde 1753 – no pudieran ponerse de acuerdo sobre los términos de una fusión. Ambas organizaciones se disolvieron y formaron una nueva biblioteca, que incluía las colecciones de las dos instituciones anteriores.
Lógicamente, Whitman era una ávida lectora y pasó mucho tiempo en el Athenaeum, disfrutando de una relación especial con la biblioteca durante casi tres cuartos de siglo y cultivando gracias a ella una red de conocidos y amistades que incluía a escritores, pensadores y artistas.
Un correo directo a Wetherill me permitió dar con dos nuevas pistas. Dijo no ser experta en la faceta espiritista de Whitman ni en los pormenores de su relación con bostoniano, pero me dio el nombre de un colega suyo que tenía más información para mí. Su nombre es Levi Leland, que dirige el sitio web edgarallanpoeri. La otra pista fue una foto, que Robin dijo que fue originalmente obtenida en la Universidad de Brown, ubicada en la propia Providence, y que mostraba nada más y nada menos que a la propia Sarah Helen Whitman en una sesión de espiritismo, ejerciendo como médium.
Levi es un investigador muy generoso y desinteresado, como he mencionado al principio. Oriundo de Rhode Island, ha creado tours a pie por la historia de Poe y Whitman en Providence. También ha impulsado la citada ceremonia anual de colocación de coronas florales para la poetisa en su tumba en North Burial Ground en las fechas cercanas al aniversario de su muerte, en el mes de junio. Fanático de Poe y todo lo relacionado con él, no ha podido escapar al magnetismo de Sarah.
Precisamente, el pasado 28 de junio se celebró la quinta edición de esta iniciativa, que ha cambiado de escenario. En esta ocasión, los interesados se reunieron en el propio Providence Athenaeum, conmemorando así el 147.º aniversario de la muerte de Whitman.
Mi relación con Levi comenzó mediante un intercambio de correos electrónicos, hace un par de años. Para mi sorpresa, no dudó en interesarse por la tarea que había emprendido y me guio a través de sus no pocos descubrimientos. El principal problema que encuentran todos aquellos que se interesan por las actividades de Whitman es rastrear las fuentes originales de las que sale la escasísima información que ha llegado hasta nuestros días, pero Levi ha llegado más lejos que cualquiera de nosotros en ese aspecto.
En cuanto a la imagen mencionada antes (la que mostraría a Whitman en una sesión de espiritismo), es cierto que no se ve el rostro de la médium, pero tanto Robin Wetherill como Levi Leland me aseguraron que era ella. Sabiendo lo que hoy sé sobre Levi, no tengo motivos para dudar de su palabra. La propia web de Leland contiene muchas más fotografías y daguerrotipos de Poe, Whitman, y muchos lugares de interés de Providence. La mencionada imagen de la sesión está ahí. Su rostro está lo suficientemente velado como para que se pueda ver débilmente su ojo izquierdo cerrado y la forma de su nariz delineada por las cortinas del velo. Se puede ver a la médium intentando leer un manuscrito con supuesta ayuda espiritual.
Pero hay más. Según ha podido averiguar mi contacto en Providence, Sarah había pegado la fotografía – junto a algunas más que mostrarían el verdadero rostro de la poetisa – en una edición de Hours of Life, regalándole posteriormente el libro a su amigo William Coleman, supuesto autor de la foto de la sesión espiritista.
Leland mencionó que en una carta del 18 de julio de 1860 a su amiga Julia Deane Freeman, Whitman dijo lo siguiente: “También te enviaré, antes de la Luna de la Cosecha, un pequeño daguerrotipo recién tomado si puedo copiarlo, porque mi hermana no se separará del original. Es una cosa graciosa y muestra solo una parte de la cara, pero a todos mis amigos les gusta y creo que a ti también…”.
Podría tratarse de una imagen obtenida en la misma reunión, constatando que se hicieron al menos tres fotografías muy semejantes. No consta una respuesta de Freeman que pueda brindarnos más información, pero Levi piensa la respuesta podría ir en esa dirección, ya que Whitman mencionó el ocultamiento de su rostro. Igualmente, la poetisa mencionaría el envío de numerosas fotografías a Freeman durante su correspondencia entre 1856 y 1862, pero siendo parca en detalles. Al menos, por el momento.
Esa imagen que Robin Wetherill compartió conmigo y que Levi ha rastreado se conserva en la colección Harris de la Biblioteca John Hay, en la Universidad de Brown. No es la única, y Leland se encuentra actualmente haciendo un estudio pormenorizado de la correspondencia de Whitman conservada allí.
Al igual que a cualquiera que se acercase a la faceta trascendentalista y espiritista de Whitman, a Levi le sorprendió que las mismas informaciones se copiaran y citaran sin dar fechas o nombres concretos. Ha hecho suya la tarea de leer todos los legajos posibles en la Biblioteca John Hay. En su contestación a mi correo, adjuntó algunas fotos de un artículo titulado "Espiritualismo moderno" publicado en Putnam's Magazine en enero de 1853, en el que la poetisa colaboró. Y no se quedó ahí, ya que compartió una disertación de un tal John Grier Varner escrita en 1941 titulada Sarah Helen Whitman, Seeress of Providence. Varner realizó esta disertación a la facultad de posgrado de la Universidad de Virginia en candidatura para el grado de Doctor en Filosofía en 1940.
No se trata de una transcripción precisamente corta, ya que se trata de un documento de más de 900 páginas. En un primer vistazo, las notas de Varner desconciertan, porque solo las numeró del 1 al 6. Acudiendo al final del enorme trabajo, el motivo se revela rápidamente, y es que el autor hizo alusión con esos números a libros, revistas, periódicos, panfletos, manuscritos y cartas, en ese mismo orden. Es decir, que citó las fuentes originales. Esas que Levi está intentando rastrear y que estoy seguro de que compartirá llegado el momento.
Las notas finales no son precisamente escasas. Varner usó más de un centenar de páginas para anotas sus fuentes, página a página. La mayoría son del siglo XIX, aunque hay algunas del primer tercio del siglo pasado. En cuanto a los libros, por ejemplo, muchos de ellos fueron editados por la propia Universidad de Brown o pertenecían a la famosa Colección Harris de la entidad, que está compuesta por aproximadamente 250.000 volúmenes de poesía, obras de teatro y música vocal estadounidenses y canadienses que datan desde 1609 hasta la actualidad.
Esta recopilación comenzó precisamente a mediados del siglo XIX como la colección privada de Albert Gorton Greene, que se graduó en Brown en 1820. Fue abogado, poeta y juez en el sistema judicial de Rhode Island. Greene recopiló poesía de una manera inusual para su época: en lugar de recopilar solo ediciones finamente encuadernadas de las obras de poetas destacados, intentó recopilar todos los volúmenes impresos de poesía y obras de teatro estadounidenses y canadienses. Su obra continúa siendo ampliada.
La colección está completamente catalogada, con registros disponibles en Josiah, el catálogo en línea de la Biblioteca. Se puede acceder a información concreta y hay cosas muy jugosas. Edgar Poe tiene una sección propia dentro de los archivos de Brown. En cuanto a Sarah, también hay algunas joyas, como la primera carta que el poeta francés Stéphane Mallarmé le envió, misma misiva que David Deneger publicó en Revue d'Histoire littéraire de la France, concretamente en el número de noviembre-diciembre de 1996, con el sugerente título de Votre nom se mêle au sien (Tu nombre está mezclado con el suyo). Lástima no estar físicamente en la John Hay Library para nadar entre esas páginas.
Para acabar con este texto, se van a ofrecer algunos ejemplos de las actividades de Sarah Whitman en aquellos años, que demostrarían sobradamente su importancia dentro de los círculos espiritistas estadounidenses. Siendo un trabajo en progreso, espero que los lectores queden satisfechos, pero a la vez con ganas de conocer más detalles al respecto.
Hacia 1853, la poetisa recibió cartas por parte de varios políticos de Washington interesados por las artes espirituales. Horace Greeley (1811-1872), uno de los fundadores del Partido Republicano en 1854, director del New York Tribune entre 1840 y 1870 y Miembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos entre 1848 y 1849, publicó por aquellas fechas una especie de “confesión de fe” espiritista que levantó suspicacias entre sus aliados y enemigos políticos. Greeley intercambió opiniones y experiencias con varios colegas políticos, estando Nathaniel Pitcher Tallmadge (1795-1864) entre ellos.
En 1844, el décimo presidente estadounidense John Tyler le ofreció a Tallmadge el cargo de gobernador del territorio de Wisconsin. Conocido abolicionista de la esclavitud, también hizo hueco al espiritismo entre sus inquietudes. Fue precisamente Tallmadge quien contactó con Sarah Whitman desde Baltimore, dándole cuenta de algunas manifestaciones físicas que había visto en compañía de las hermanas Fox y que supuestamente provenían de nada más y nada menos que del espíritu de John C. Calhoun, ex presidente de Estados Unidos y enemigo político, que murió en 1850.
En una de las sesiones de espiritismo de las fraudulentas hermanas Fox, el espíritu de Calhoun había prometido revelar a Tallmadge la verdad en torno a la vida espiritual, y este supuesto espíritu había cumplido más tarde su promesa revelando a Tallmadge este propósito sobrenatural. Una revelación que resultó ser casi idéntica a un mensaje que el propio Tallmadge había recibido del espíritu de William Ellery Channing – recuerden, el fundador del movimiento trascendentalista norteamericano – en 1850 en Bridgeport.
Al parecer, el espíritu de Calhoun no se contentaba con revelarse mediante meros golpes, sino que Tallmadge contó a Sarah Whitman cómo una pesada mesa había sido movida de un lado a otro de la habitación donde se realizó la sesión y finalmente fue suspendida en el aire, todo ello bajo la dirección del retornado Calhoun. Además, el invisible Calhoun había honrado a los presentes con una ingeniosa interpretación musical y con unos acordes tocados por su mano invisible en una guitarra proporcionada para la ocasión. Luego, cuando se suministraron los materiales adecuados, Calhoun había escrito con su mano espiritual las siguientes palabras: “Todavía estoy contigo”.
Toda esta supuesta revelación marcó a Tallmadge, que intercambió pareceres con Greely, pero también con otras personalidades de la época, como al general James Hamilton, antiguo gobernador de Carolina del Sur; al general Waddy Thompson, antiguo ministro en México; o al general Robert H. Campbell, antiguo cónsul en La Habana.
También se pueden revelar algunas cartas que Whitman escribió a algunos de sus amigos, contando experiencias y pensamientos. Una de ellas estuvo dirigida a Samuel Byron Brittan, autor de varios textos filosóficos, a quien dijo lo siguiente en 1853:
“Una noche, no hace mucho tiempo, estaba en un círculo formado para la investigación, cuando uno de nuestros más eminentes médicos, que ha sido durante mucho tiempo un cándido y desapasionado observador de los nuevos fenómenos, entró en la sala acompañado de un distinguido cirujano, que a menudo había protestado ante sus amigos por prestar atención a esta ridícula impostura, porque él la ha supuesto como tal. Conociendo el escepticismo de este caballero, me sorprendió verle sentarse a la mesa con un aire de grave y seria atención. En seguida le oí pedir una señal de algún amigo anónimo, que después de un poco de retraso fue, como él dijo, correctamente dada. Al expresarle mi sorpresa por encontrarle en una reunión de este tipo, me dijo que todavía no había llegado a ninguna opinión sobre el tema, pero que su atención había sido atraída por algunos hechos recientes, que habían descolocado completamente su filosofía. Poco tiempo antes había consentido en acompañar a su amigo, el Dr. C., a una de estas reuniones espirituales, con la esperanza de detectar la impostura, o de alguna otra manera resolver el misterio sin recurrir a la teoría de un agente sobrenatural. En esta ocasión había recibido tales pruebas de la intervención de un poder y una inteligencia desconocidos, que despertaron en él un vivo interés por el tema y le indujeron a proseguir la investigación”.
Estos dos ejemplos están muy bien. ¿Pero Varner mencionó en su disertación y posterior libro algo en torno a las canalizaciones de Poe a través de Whitman? Él mencionaba que la poetisa había estado interesada en asuntos ocultos mucho antes de que Poe entrara en su vida, cosa que es cierta. Por algún influjo en su mentalidad y sus creencias, el bostoniano se convirtió tras su muerte en una suerte de nexo para contactar con el mundo espiritual, tanto para Sarah como para muchos otros. Al respecto, Varner cuenta lo siguiente:
“Como consecuencia de este sentimiento, Poe se convirtió para los espiritistas y en particular para Sarah Whitman en uno de los más populares de los revenants. Quienes habían ignorado las obras literarias del Poe vivo comenzaron a buscar verdades espirituales entre sus escritos después de su muerte; y algunos de esos quienes posiblemente habría evitado la compañía del Poe físico ahora buscaba ansiosamente tener relaciones – sexuales o espirituales, escribió – con su ser espiritual. El reverendo Sr. Thomas Lake Harris, cayendo en trances espirituales, comenzó a iluminar al mundo con la poesía del Poe desencarnado, y a revelar el estado de purificación y bienaventuranza en el que había caído Poe.
Otros médiums más o menos dotados que el reverendo Sr. Harris trajeron mensajes similares, algunos de los cuales revelaron más gráficamente el proceso de purificación... Mientras tanto, Sarah Whitman, ansiosa por perseguir esta nueva fe, con toda probabilidad hizo del espíritu de Poe el punto focal de sus experimentos.”
Como se ha mencionado desde el principio, el presente texto es solo parte de un trabajo en progreso, que está sujeto tanto a la labor archivística de Levi Leland como a su generosidad a la hora de compartir material para hacer públicas todas las informaciones posibles respecto a Sarah Whitman y Edgar Poe.
Al respecto, he dejado un par de datos para el final. Escribí al principio que Levi y Sarah estaban relacionados. Es más, son familia. Mediante una investigación de los árboles genealógicos de ambos, mi apreciado Levi descubrió que es pariente lejano de Sarah, con quien comparte un antepasado del siglo XVII, John Gould VII.
El otro dato de importancia es que Levi está a punto de publicar un libro sobre el bostoniano. Edgar Allan Poe: The Master of the Macabre ya está en preventa en la web de la editorial Simon & Schuster y otros enlaces. Desde aquí le deseo toda la suerte del mundo a Levi. Estoy seguro de que es el primer paso para que eventualmente podamos leer un monográfico sobre Sarah Helen Whitman, una mujer a todas luces fascinante. Gracias por los presentes enviados desde Estados Unidos.
Félix Ruiz H.
*Todas las imágenes han sido hechas por el autor o han sido proporcionadas por Levi Leland.
Enlaces de interés:
Web de Levi Lionel Leland: https://edgarallanpoeri.com/
Web del Providence Athanaeum: https://providenceathenaeum.org/
Enlace de compra del próximo libro de Levi: https://www.simonandschuster.com/books/Edgar-Allan-Poe/Levi-Lionel-Leland/Pocket-Portraits/9781507224137
Enlace de compra del libro conjunto Más actos macabros en la Historia, en la web de editorial Guante Blanco. Todos los beneficios van a cargo de la asociación El Gato de 5 Patas, centrada en la inclusión de personas con discapacidad en entornos naturales: https://www.editorialguanteblanco.com/publicaciones/mas-actos-macabros-en-la-historia/
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