Until Dawn: La película
“O sobrevives a la noche, o te conviertes en parte de ella”.
La etiqueta “basada en” es un arma de doble filo. En el caso del famoso videojuego de Supermassive Games, las expectativas eran altas, pero se vieron frustradas por un marketing que resultó ser engañoso para cierto sector de los fans de la obra original. No ha habido una traslación completa. Ni falta que hacía. Sin embargo, ese no es el principal problema de película. Su mayor lunar es la falta de coherencia interna. A pesar de tratarse de un slasher disfrutable, sus lagunas argumentales empañan la experiencia hasta límites casi indefendibles.
Cuando en enero de 2024 se anunció la colaboración entre Playstation Productions y Screen Gems, ya hubo comentarios sobre la dificultad de trasladar al lenguaje cinematográfico un relato que, por otra parte, ya era lo más parecido que puede ser un videojuego al séptimo arte. Si los lectores habituales del blog recuerdan entradas anteriores – y si no, ahí esta a vuestra disposición el buscador de etiquetas – dedicadas al título de 2015, sabrán de sobra que contaba con una gama de decisiones que tenían un peso capital en el desarrollo y los distintos finales de la historia. En aquel denominado “efecto mariposa” reposaba gran parte del encanto y la rejugabilidad de Until Dawn.
La decisión de que la futura adaptación se alejase del argumento original fue tomada de forma temprana, durante las primeras etapas de desarrollo, tal como aseguró el jefe de Playstation Studios, Asad Qizilbash. Si bien habría guiños a los eventos ocurridos en la montaña Blackwood, el elenco estaría formado por nuevos actores y un nuevo drama adolescente. Eso descartaba a actores como el oscarizado Rami Malek o Hayden Panettiere, principal reclamo de este survival horror en aquel entonces. A la larga, sí que hubo una alegría para quienes conocían en profundidad el juego de terror interactivo. En octubre del pasado año, se anunció la incorporación al reparto de Peter Stormare, quien retomaría el papel que jugó en 2015, el del doctor Alan Hill.
Esa conexión más tangible hizo pensar que toda la acción del futuro film transcurriría en un escenario cercano a Blackwood Mountain. Pero nada más lejos de la realidad. Para quien no lo sepa, el doctor Hill encarnado por el actor sueco era un personaje aparentemente inventado por la mente quebrada de Josh Washington – el personaje interpretado por Malek –, que era incapaz de superar el trauma que supuso la pérdida de sus hermanas Beth y Hannah tras una broma pesada por parte de su grupo de amigos. Estas secciones del videojuego, que respondían al nombre de “El despacho del Psicoanalista”, eran jugadas en primera persona y servían como prólogos de los diferentes capítulos de la aventura, además de como toma de contacto con las decisiones del jugador y de sus sensaciones hacia los hechos ya acontecidos o los que estaban a punto de suceder. Por tanto, que este personaje en concreto regresase en la adaptación no era garantía alguna de fidelidad, sino de que alguno de los personajes arrastraría su propio trauma. Es curioso que el propio David F. Sandberg, director de esta cinta o de la famosa Lights Out, haya declarado que han expandido el universo del videojuego. Porque sí: esta Until Dawn de 2025 podría pasar como una secuela extraña y algo fallida del original.
En lo que a su rentabilidad se refiere, Until Dawn podría considerarse un éxito moderado para la productora asociada a la marca nipona. A finales de mayo, ha triplicado su costo de producción, lo que da cierto respiro a Sony, que vienen arrastrando problemas – sobre todo de crítica – en sus distintas producciones para cine, que veremos si se repiten en televisión con la futura adaptación de God of War. Las críticas han sido mixtas y divisivas, quedándose en torno al 50% o el 5 sobre 10 en distintas webs especializadas. El público, por otra parte, ha respondido bien por curiosidad o bien por el propio gancho de la campaña de marketing. La rentabilidad es suficiente para una cinta de este tipo.
Más allá de estos detalles aclaratorios, lo que me mueve ahora es la necesidad de hablar de la cinta en sí misma, unos días después de haberla visto y de reposar ideas en mi mente. Con el pertinente aviso de spoilers sobre la trama, continuamos con su trama y sus personajes, que se ven inmerso en una especie de Happy Death Day a lo bestia.
La clave argumental de la película se basa en un tema que a priori es atractivo, siempre y cuando se maneje de forma correcta: el bucle temporal. Los cinco personajes principales de Until Dawn se encuentran al inicio del metraje en un viaje pensado para sanar las heridas de Clover, una chica que perdió a su hermana justo un año antes. Los vídeos enviados por la desaparecida ofrecen posibles pistas sobre su posible paradero, que Clover intenta seguir desesperadamete. En esa tesitura, el grupo llega hasta una gasolinera cercana al último lugar en que la joven fue vista. Una vez allí, Clover se topa con el personaje de Peter Stormare, camuflado como un simple empleado de gasolinera, que le indica dónde pueden buscar: un lugar llamado Glore Valley, un sitio que cuenta con su propia tragedia, ya que en el paraje se levantaba un pueblo que se hundió tras un terrible accidente minero. ¿Es esa tragedia el motor que accionó el bucle al que los cinco amigos están a punto de entrar? Eso parece desprenderse de ciertas grabaciones que son encontradas posteriormente.
Para sorpresa de los jóvenes, llegan a un centro de visitantes que parece estar en el centro de una anomalía climática que lo libera de la terrible tormenta que sacude los alrededores.
Allí, en plena noche y tras unas primeras indagaciones, el bucle temporal se desata. Un tétrico reloj de pared – con reloj de arena incluido – comienza a funcionar y marcar el tiempo que los sorprendidos muchachos tienen que sobrevivir. Una tarea nada sencilla, pues serán cercados por diferentes amenazas: un asesino enmascarado y aparentemente inmortal – cuya imagen es muy parecida al presente en el videojuego de 2015 –, una bruja, trolls enormes, agua con propiedades explosivas o los mismísimos wendigos, que hacen las veces de grupo de invasores y de fatal destino que espera a los que no superen el bucle.
Me explico. En el videojuego de Supermassive Games, los wendigos eran producto de una maldición presente en Blackwood Mountain desde hacía mucho tiempo, siendo una suerte de mal sobrenatural pero transmisible a través de mordiscos o arañazos. Aquí, sin embargo, la transformación en estas criaturas se debe al progresivo deterioro sufrido por aquellos que entran en esta anomalía espaciotemporal y mueren de forma repetida dentro de ella. De esta forma, los efectos físicos visibles van a más cuantas más veces se muere durante la noche que los sujetos deben superar. Estoy bastante seguro que el número fijado para ello era el trece. Si no es así, espero que me perdonéis la confusión. De una forma u otra, el propio doctor Hill es quien dice que esos efectos comenzaron cuando el pueblo de Glore Valley se hundió, como si esa tragedia hubiese dejado una marca indeleble en toda la zona.
Abe, uno de los integrantes del último grupo llegado a Glore Valley, graba con su móvil parte de sus desventuras. Un detalle que será clave en el desenlace de la película. Pero antes de llegar a ese punto, los cinco amigos deben morir varias veces. Los espectadores no vemos todas las secuencias – al menos, no de forma completa –, pero sí que se les hace comprender que los personajes recuerdan morir y volver a regresar en el punto en que se encontraban justo antes de que el reloj comenzase a funcionar.
La gran trampa y agujero argumental de esta cinta, que hasta los momentos finales me había parecido un divertido homenaje a diversos subgéneros del terror, viene cuando los protagonistas encaran su último intento de supervivencia y Clover se topa cara a cara con el doctor Hill, quien no parece ser solo una entidad imaginaria, sino un ser que se acerca a puntos de especial interés para seguir adelante con sus estudios sobre el miedo. Lo hizo en Blackwood Mountain, y ahora en Glore Valley, donde trabajó en el psiquiátrico, tratando a los supervivientes de la tragedia de la mina.
En su última conversación, el doctor culpa a Clover de todo lo que está aconteciendo en esos momentos en Glore Valley, pues las diferentes muertes de todos ellos responden a emanaciones y encarnaciones de sus propios traumas. Sin embargo, éstas comparten la misma apariencia para cada individuo, al igual que para anteriores visitantes del lugar, ya atrapados para siempre. ¿Cómo explicar entonces que el asesino enmascarado sea quien mate a la desaparecida hermana de Clover en los primeros instantes de la cinta? Eso podría ser explicado si se aduce a que las dos arrastran un primer trauma: la muerte de su madre. Hasta ahí, todo correcto. ¿Pero qué pasa con el resto de personas que han entrado en el bucle? ¿Todos tenían traumas que acaban tomando las mismas formas? Eso por no hablar de los recuerdos sobre anteriores muertes, que parecen fragmentarse – o perderse directamente – según se repite la noche, debiendo recurrir al móvil de Abe para encontrar una posible vía de escape y tener cierta información sobre los peligros que aguardan en el pueblo hundido.
El mayor agujero de la película, ahora sí, se produce en el último ciclo. En sus grabaciones, el grupo ve cómo Megan, que parece haber sobrevivido a la penúltima noche, sigue al doctor Hill en busca de respuestas, guiando a los demás por un posible camino. Si ella sobrevivió a ese ciclo, ¿cómo es que los demás vuelven a despertar? Porque si solo uno de ellos supera la noche completa, el bucle se termina para esa persona, aunque el resto desaparezca para siempre. Entonces, ¿Megan murió de camino a las estancias de manicomio del pueblo? ¿Despertó antes que los demás y volvió a tomar el mismo rumbo? Eso no tiene sentido, pues hasta ese momento todos vuelven al mismo punto en casa nuevo intento. Que alguien me lo explique, porque yo no sé hacerlo...
Por último, antes mencioné que Sandberg presentaba esta adaptación como una expansión del videojuego o una suerte de secuela. Este punto parece reafirmarse cuando vemos un informe sobre el caso de Joshua Washington – con fotografía de un joven Rami Malek incluida – en la mesa del doctor Hill. Este detalle es más que suficiente para establecer una conexión tangible entre ambos productos, siempre que quiera hacerse y a pesar de que no haya ninguna mención más al respecto.
Estos son puntos que nunca terminan de aclararse, lo que afeó mi particular forma de visualizar el conjunto del trabajo de Sandberg y los guionistas. Puede que querer que haya coherencia interna sea pedir demasiado. A pesar de todo, y si lo que queréis es entretenimiento, Until Dawn os dará una buena dosis.
Félix Ruiz H.
Comentarios
Publicar un comentario