Tomb of Dracula: los cazadores de vampiros de Quincy Harker
La lectura de los setenta números de The Tomb of Dracula nada tienen que envidiar a muchas de las grandes sagas comiqueras que suelen venderse y reeditarse constantemente. Buen ritmo, gran desarrollo de personajes, subtramas que se tejen y entremezclan con un gusto exquisito y cameos a la altura de las expectativas. Desarrollada entre abril de 1972 y agosto de 1979, la colección de Marvel Comics es un digno ejemplo de cómo modernizar a un personaje gótico y clásico y darle una profundidad que no desentona con el original. En este caso, el conde Drácula, quien enfrentó multitud de amenazas mundanas y sobrenaturales, mientras intentaba sobrevivir a los sucesivos y cruentos duelos que tenía con el sucesor de Abraham Van Helsing: Quincy Harker.
El final de la novela de Bram Stoker podría catalogarse como feliz, a pesar de las desventuras por las que pasaron todos los que se vieron involucrados en la lucha contra el vampiro por excelencia. Mina Harker sobrevivió a los continuos ataques del escurridizo rondador nocturno, mientras casi todo el resto de personajes masculinos obtuvieron venganza o reparación. Las últimas epístolas señalaban el nacimiento del pequeño Quincy Harker, que debía su nombre al aventurero Quincey Morris, quien dio su vida luchando contra los custodios del último ataúd del demonio aparentemente inmortal.
Con From The Pages Of Bram Stoker's 'Dracula': Harker, vimos el potencial de las más que suficientes secuelas y reinterpretaciones de la historia escrita por del irlandés. Las mismas continúan sumando nuevos nombres en forma de libros, películas y cómics. En pleno siglo XXI, donde no son pocos los que aducen que la tendencia se encamina a transformar a los monstruos clásicos hasta hacerlos casi irreconocibles para así moldearlos a las ideologías imperantes, lo cierto es que estos siguen vigentes, aunque en cierta forma caricaturizados. Pero no por ninguna ideología, sino por las producciones cinematográficas de pasado siglo, que insertaron a las criaturas de Stoker o Shelley en el imaginario colectivo y la cultura pop, asociándolos a las facciones de los actores que los interpretaron y a los estándares de aquella época. ¿Mary Shelley escribió en alguna ocasión que el monstruo construido por Victor Frankenstein llevaba tornillos en el cuello? Sin embargo, así es cómo cualquier niño identifica a ese ser, y es algo irremediable hasta que lean la obra original y descubran la verdad. Aun así, no ha de olvidarse que cualquier ejemplo de monstruo clásico que saquemos a colación es también producto de las inquietudes de la épocas en la que fue imaginado y de las tradiciones, leyendas y supersticiones transmitidas.
Pero no nos desviemos más, pues estamos aquí para hablar de The Tomb of Dracula, donde el Rey de la Noche fue presentado como una enorme amenaza para la humanidad. Aprovechando que tanto el Drácula de Stoker como el resto de sus personajes pasaron a ser de dominio público, la Casa de las Ideas apostó por crear su propia iteración de los mismos, colocándolos dentro de su ya de por sí enrevesado mundo. Durante la mayor parte del tiempo, el antiguo guerrero y campeón valaco ejercería como antagonista, pero también se vio obligado a unirse a algunos de sus sempiternos enemigos para enfrentar a enemigos comunes y capaces de rivalizar con sus impresionantes poderes. Entre ellos se contaba la capacidad de transformarse en niebla o la de convocar la fuerza de los elementos. Sobre todo, las tormentas. Por si fuera poco, el protagonista absoluto de la colección era bastante más duro de lo que aparentaba, a tenor de su incapacidad de estar bajo la luz solar o ante cualquier símbolo religioso. En más de una ocasión se le creyó muerto, pero siempre volvía, para desgracia de sus perseguidores.
¿Cómo se gestó esta serie? Lo cierto es que solo fue posible tras la flexibilización del infame Comics Code, que a principios de la década de los setenta relajó algunas de sus normas en lo referente al terror. Entre ellas, las que prohibían de forma explícita el uso de vampiros. Así fue como se abrió el camino para magazines como Vampire Tales, Haunt of Horror, Tales of the Zombie o Monsters Unleashed. Al mismo tiempo, esta mayor permisividad dio paso a comic-books como Werewolf by Night, Ghost Rider o nuestra The Tomb of Dracula. Estos últimos ejemplos, con tramas mucho más complejas y largas que sus compañeras de editorial, con episodios autoconclusivos.
Marv Wolfman fue uno de los talentos que se unieron a Marvel con la llegada de los años setenta, con la decisión de Stan Lee de la necesitad de contar con una línea de revistas en blanco y negro. Las mismas fueron los magazines arriba nombrados, junto a Dracula Lives! Trabajos que en principio recaerían en la figura de Roy Thomas, que no tuvo más remedio que delegar. Entre otros, en el hasta hace poco editor/guionista en Warren Publications. A pesar de sus reticencias iniciales, el chico que empezó siendo una suerte de comodín – porque hizo de todo dentro del mundillo mientras escalaba en el escalafón de mando – acabó liderando lo que casi fue una división independiente del resto de Marvel.
En un principio, el encargo de The Tomb of Dracula no fue del agrado de Wolfman. Por suerte, decidió volver a leer el clásico de Stoker e imaginar cómo serían los enfrentamientos entre Drácula y sus enemigos en el último cuarto del siglo XX. Con un muy marcado maniqueísmo en sus comienzos, la serie comenzó a introducir a personajes cada vez más llamativos y que ganarían enorme protagonismo en el futuro, como en el caso de Blade, a quien Wolfman y Chris Claremont mimaron y dotaron de mimbres muy atractivos para futuros guionistas.
Junto a Wolfman, en casi todo momento estuvo presente la figura del dibujante Gene Colan. Par entonces, Colan ya contaba con una amplia experiencia tanto dentro como fuera de Marvel, no dudando ni un instante a la hora de solicitar ser el encargado de dibujar la serie mensual de Drácula en cuanto supo de la existencia de la idea. Stan Lee tenía en mente al dibujante Bill Everett, pero Colan escuchó los consejos de su mujer y decidió intentar hacer cambiar de idea a su jefe. Para ello, dibujó un estudio del personaje, con distintas poses y conceptos. Lee, viendo la capacidad de Colan, no tuvo otra alternativa que cambiar de idea. A pesar de que fue él mismo quien empezó con los entintados de los primeros números de la serie, esa responsabilidad recayó pronto en Tom Palmer, el otro nombre que aparece con asiduidad en las diferentes portadas.
Juntos, el trío dio a este Drácula unos años memorables, en los que tuvo tiempo de revisar su pasado, ser perseguido, enamorarse, convertirse en el líder de un culto religioso e incluso de ser padre. Todo con la participación puntual de personajes tan notables como el Doctor Extraño, Spider-Man o Werewolf by Night.
Pero no serían ellos los principales antagonistas del Señor de las Tinieblas. Ese papel recaería en Quincy Harker y su selecto grupo de cazavampiros, a quienes vamos a conjurar y retratar de forma resumida a continuación. En primer lugar, y protagonizando los primeros números de la colección, los lectores pudieron seguir las andanzas de Frank Drake, un playboy millonario que era un desastre absoluto. Junto a su novia Jeannie y su amigo Clifton Graves, viajó hasta el hogar ancestral de su familia, que no era otro que Transilvania. ¿Su objetivo? Sacar rédito económico al viejo castillo de Drácula, su más insigne antepasado. Afrontando varias deudas, y sin otro remedio que recurrir a la propiedad como garantía, el ingenuo Drake hizo las maletas con la intención de hacer fortuna explotando el monumento como un punto de interés turístico. Algo que, como podréis imaginar, salió muy mal.
Con un diario que narraba parte de las pesadilla ocasionadas por su legendario antepasado y pocos dólares en sus bolsillos, Frank Drake – o, mejor dicho, Frank Drácula – llegó hasta el castillo solo para ser testigo de cómo Clifton encontraba el cadáver huesudo del vampiro y extraía de él la estaca que una vez acabó con su vida, haciendo posible su regreso del difuso mundo de los muertos. Esa es una de las cualidades mas llamativas del antagonista de la serie: es, a todas luces, inmortal. Aunque permanezca muerto durante décadas, la simple extracción del arma con que su vida fue cercenada hace posible su regeneración completa. La unión arcana de niebla y cenizas reconstruyen huesos, ligamentos, músculos, órganos y piel. El antiguo mal volvía a desatarse sobre el mundo y pronto se cobraba sus primeras víctimas, que cayeron presa de la insaciable sed de sangre del noble. Ente ellas, Jeannie, quien poco después se convertía en una no muerta para atormentar a Frank.
Movido primero por su sed de venganza hacia su antepasado, y luego por su amistad con Rachel Van Helsing y Quincy Harker, Frank Drake se convirtió en cazavampiros a tiempo completo, dejando de lado su modo de vida disoluto, pero sin terminar de encontrar su lugar en el mundo. Durante buena parte de la serie se consideraría a sí mismo como un inútil sin remedio, hasta el punto de embarcarse en aventuras en lugares remotos para encontrar sentido a su vida. Eso derivó en un cambio de actitud total en él, hasta el punto de tornarse en altivo y prepotente. No era casual, ya que con ello intentaba impresionar a Rachel, con la que mantuvo una relación sentimental llena de altibajos. Con la llegada de los números finales, el aguerrido Drake encontraría el ansiado equilibrio entre su pasado y sus deseos de mejorar, pero eso supondría dar detalles argumentales que no proceden en este momento.
La siguiente miembro del grupo que debe ser mencionada es Rachel Van Helsing. Nieta del legendario sabio Abraham Van Helsing, supo desde su más tierna infancia que su destino estaría ligado al de Drácula durante el resto de su vida. A pesar de que su abuelo y el resto de sus amigos creyeron haber acabado con el vampiro, éste regresó unos años después y segó la vida de Abraham. El rastro de muertes llegó hasta los padres de Rachel, quien fue testigo de la muerte de ambos a la corta edad de nueve años.
La niña fue testigo de todo, impotente y aterrorizada. No satisfecho del todo, Drácula dirigió su atención hacia la pequeña, última portadora del apellido Van Helsing. Por suerte para ella, un hombre en silla de ruedas irrumpió en su casa cuando los colmillos del vampiro acechaban su cuello. Rachel reconoció a su salvador al instante, pues se trataba de Quincy Harker. Un amigo de la familia que había sido discípulo de su abuelo y que estaba preparado par afrontar cualquier eventualidad que tuviese que ver con lo sobrenatural.
Quincy logró ahuyentar a Drácula, como tantas veces hizo en el pasado y haría en el futuro, llevándose luego a Rachel consigo. Quincy se encargó del entierro de sus padres, que fueron depositados junto a Abraham y al desconocido hermano de la pequeña, de quien nada más se sabe aparte de esta pequeña mención. Harker adoptó a Rachel y la instruyó en los conocimientos legados por su familia, haciendo de ella una guerrera fría y curtida. Armada siempre con una ballesta, ha dado caza a multitud de vampiros por medio mundo, mientras ansiaba acabar con el asesino de sus padres. Una empresa que sabía casi imposible de cumplir, a tenor de las capacidades sobrenaturales del asesino.
Al mismo tiempo, Rachel se convirtió en experta en parapsicología, lo que le otorgó el grado de doctora. Gracias a sus conocimientos, las puertas de diversas agencias gubernamentales estaban abiertas para ella. Por ejemplo Scotland Yard, con quienes colaboraba habitualmente cuando se presentaban casos llamativos y que entraban de lleno en sus áreas de interés.
Cuando Frank Drake contactó con ella, a su lado caminaba un hindú grande y silencioso, pero belicoso. Se trataba de Taj Nital, a quien Rachel salvó de un ataque de un grupo de vampiros años atrás. Por desgracia para Taj, no pudo evitar quedar sin voz por culpa de las heridas. Pero eso no fue lo peor, ya que su hijo Adri fue convertido en vampiro y ocultado en la casa familiar durante años, atado a una cama y alimentado con sangre robada. Gracias quizá a las secuelas de aquel suceso, Taj contaba con una fuerza considerable, capaz incluso de detener durante unos instantes al propio Drácula. El conde, que encontraba en la lucha una de sus más añoradas diversiones, no dudaba nunca en encararse con el hindú y pelear mano a mano con él.
Durante los posteriores números de la serie, la mujer de Taj le pediría que regresase a su casa, la cual abandonó años atrás, para tratar de frenar a sus vecinos. Estos habían descubierto que Adri permanecía oculto en su casa, y estaban decididos a darle muerte. En un primer momento, el guerrero impidió la muerte de su hijo, pero finalmente aceptó la verdad: el chico jamás volvería a ser el mismo. Con los gritos y ruegos desesperados de su mujer como banda sonora, la no vida de Adri finalizó y, con ella, la pertenencia de Taj al selecto grupo de cazavampiros de Quincy Harker. El mudo escribió una escueta carta para despedirse de su salvadora y su benefactor. Ellos sabían que siempre contarían con la lealtad de Taj, pero sus deberes estaban muy lejos de ellos.
Dentro de este grupo tan particular no podía faltar Blade. Creado por Wolfman y Colan, el llamativo cazavampiros se convirtió en el verdadero protagonista de varios de los números de la serie, opacando al resto de personajes y escribiendo su propio camino, que a veces caminaba en paralelo a estos, aunque también lo hacía de forma independiente. Nació en el Soho londinense en el mes de octubre de 1929, en medio de una tragedia que le costaría la vida a su madre a manos de Deacon Frost, un vampiro centenario con habilidades bastante particulares.
Experto en el manejo de armas blancas, era el terror de los no muertos, a quienes perseguía sin cuartel. Había una poderosa razón para ello: su madre fue mordida por Frost mientras daba a luz, muriendo en el proceso. Eso no acabó con la vida de Blade, pero sí que la marcó para siempre. No era un vampiro, pero tampoco era un humano al uso. Y lo descubrió de la peor forma posible, al ser mordido por Drácula.
Quincy Harker fue quien le sugirió que disfrutaba de inmunidad frente a las mordeduras de los chupasangres, algo que animó a Blade a dedicarse con aun más empeño en su trabajo, en lo único que sabía hacer: matar vampiros. Desconociendo todavía el nombre del vampiro de pelo blanco que mató a su madre en casa de Madame Vanity, dueña del prostíbulo en que el joven Blade fue criado, el joven se enroló a regañadientes en las filas del grupo de Harker, Una relación disfuncional en sus comienzos pero que mejoró a medida que Blade admitía que, a veces, lo mejor era dejarse ayudar por otros.
Podríamos incluir dentro del grupo de cazadores al mando de Harker a otros secundarios como al inspector de Scotland Yard George Chelm o al escritor freelance Harold H. Harold, quien se unió al grupo tras intentar entrevistar a Drácula. E incluso a otros personajes con más renombre y que merecerían textos propios, como Hannibal King (el detective vampiro) o Janus, el hijo que Drácula engendró junto a la mortal Domini, secuestrada por un culto satanista. Pero no vamos a incluir a nadie más en este selecto grupo, a excepción de al propio Quincy Harker.
Con la muerte temporal de Drácula a manos de Abraham Van Helsing, el matrimonio de Mina y Jonatha Harker fue bendecido con el nacimiento de su único hijo, apadrinado por el sabio neerlandés. El niño nació y vivió toda su vida en la mansión conocida como Harker Estate, en Londres. Como no podía ser de otra forma, el joven Quincy fue instruido en la tradición vampírica y otras ramas de la parapsicología por Van Helsing, aunque nadie previese el regreso de Drácula. Sin embargo, su retorno trajo consigo un primer encuentro entre ambos en una fecha desconocida. Podemos suponer que se produjo antes de que Quincy alcanzase los dieciséis años de edad, momento en que comenzó su particular cruzada.
Gracias a su fortuna familiar y a unas inversiones afortunadas, Quincy formó una red de agentes infiltrados e instruidos que logró expulsar a Drácula de Londres y hacerle huir por medio mundo. El rico cazavampiros ocupó parte de su tiempo en enamorarse y casarse con una mujer llamada Elizabeth, a la que no tuvo más remedio que informar de todo lo referente a sus verdaderas actividades. Por desgracia, esta esposa no tardó mucho en comprobar lo terrible que podía ser aquella némesis.
Tras varios encuentros acabados en tablas, una noche de 1945 tuvo lugar una lucha en la Royal Opera House en Covent Garden. En medio de una ópera, Drácula irrumpió en los palcos y atacó a ambos enamorado y, aunque en un primer momento fue repelido por un crucifijo, lanzó a Quincy hacia el escenario y secuestró a Elizabeth durante dos días.
Aquello dejó graves secuelas a ambos. Quincy quedó atado a una silla de ruedas para siempre. Por su parte, Elizabeth fue torturada física y psicológicamente, no llegando a superar jamás los recuerdos de esos tormentos. Ni tan siquiera cuando llegó al mundo su hija Edith. Unos años después, en 1955, Elizabeth despertó gritando. Las pesadillas eran insufribles e incesantes, pero ya habían llegado a un punto de no retorno. Así, decidió que lo mejor era cortarse el cuello y enterrar sus terrores con ella...
Aunque permaneciese paralítico para siempre, Quincy Harker nunca se rindió. Su dinero le permitía seguir con sus actividades extraoficiales, dedicando cada vez más tiempo a inventar artilugios con los que poder defender a Edith y a sí mismo de los ataques de los hijos de la noche. A veces era inevitable ser mordido por uno o varios de estos vampiros, que sin embargo nunca acababan con su vida del todo. Estas mordeduras, unidas a las costumbres nocturnas de Quincy, dejaron otra secuela en él: sus ojos eran muy sensibles a la luz. Tanto que siempre debía usar gafas oscuras para protegerlos.
El ahijado de Abraham Van Helsing era un hombre inteligente y sombrío. Había vivido demasiado. Y esa larga vida estuvo dedicada, casi por entera, a acabar con el asesino de sus seres queridos. Algo que estuvo en su mano tantas veces que casi acaba con su cordura. Lo lograba, pero siempre había algo que permitía el regreso de Drácula una vez más. Un enemigo común más poderoso, un chantaje, una mano demasiado curiosa que extraía las estacas del pecho del vampiro… La maldición del demonio se antojaba inquebrantable. Quizá necesitase algo más que dinero y suerte para poder alcanzar la paz...
The Tomb of Dracula es una serie que me está marcando mucho. A pesar de haber leído sus setenta números, pretendo continuar conociendo las posteriores apariciones de Drácula en otras colecciones y sus crossovers con otros personajes de Marvel hasta llegar, en algún momento, a los especiales que volvieron a reunir al tándem formado por Wolfman y Colan. Por supuesto, se antoja imprescindible una segunda lectura de toda la colección para asentar varias cosas que me gustaría poder saborear más despacio. Os invito a hacer lo propio y experimentar lo que es, sin duda, una de las mejores series de terror creadas en el mundo del cómic. Merece mucho la pena. Por último, os prometo que volveremos a The Tomb of Dracula con nuevos textos sobre sus arcos argumentales y personajes. Hasta entonces, espero que sigáis apostando por este blog y aprendiendo junto a este asistente.
Félix Ruiz H.
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