Un cesto lleno de cabezas (1 de 2)
Joe Hill ha sabido labrarse una carrera propia sin hacer uso de su insigne apellido. Hubiera sido muy goloso y fácil pero, a la larga, su decisión parece ser acertada. En el último lustro, sus esfuerzos se han encaminado hacia el mundo del cómic, fundando su propio sello. Hill House Comics aúna trabajos para público adulto, teniendo ya varios trabajos y autores bajo su paraguas. Hoy acercaré a los lectores del blog el primero de ellos, que nos traslada a una noche de peligro y muerte en un pequeño pueblo del estado de Maine en el año 1983.
Un cesto lleno de cabezas está guionizado por Hill, dibujado por Leomacs y coloreado por Dave Stewart. Fue publicado entre los años 2019 y 2020, en siete números que han sido recopilados en varias ediciones durante los siguientes años, habiendo caído en mis manos recientemente gracias al sello DC Black Label Pocket. Un blockbuster palomitero y un homenaje a los slasher de los años setenta y ochenta con varias referencias fácilmente reconocibles, como el chubasquero amarillo que la protagonista viste durante una parte de la trama. Lejos del terror que en un principio prometía, pero con una trama entretenida y redonda, que no necesita de la lectura de la secuela que vio la luz hace poco.
En esta ocasión, no habrá una reseña completa de la historia, centrándonos únicamente en sus primeros capítulos y en algunos detalles importantes de la misma. Ante la falta de tiempo en estos días algo más agitados de la cuenta, el resto de la reseña llegará próximamente en un segundo post. Espero que me perdonéis por este pequeño contratiempo. Dejado el necesario aviso, comencemos a revelar el motivo por el que una joven estudiante de psicología se convirtió en asesina en serie en una sola noche.
La acción se centra en el personaje de June Branch, una joven que llegó a Brody Island a finales del verano del 83 con la intención de reunirse con su novio, el más joven ayudante del sheriff local. Ambos se encontraron en el puente que conectaba la localidad con el resto del estado, una situación que incomodaba a Liam Ellsworth por algo que reveló a su novia poco después. Una chica se había arrojado de ese mismo puente durante el verano, y fue él quien la encontró río abajo.
Ambos se adentraron en el pueblo, topando con una escena poco tranquilizadora. Un furgón policial proveniente de la prisión de Shawshank, del condado de Derby, estaba aparcado en los terrenos cercamos a las huertas del señor Hamilton, un rico empresario local. Al parecer, cuatro de los reclusos que estaban haciendo trabajos de limpieza en la zona se habían escapado. A pesar de las llamadas a la calma del jefe de policía Wade Clausen, que aducía que se trataba de delincuentes comunes, la situación molestaba mucho a Hamilton. La situación debía ser resuelta con la mayor rapidez posible, lo que podría poner en jaque los planes de Clausen, cuya mujer organizaba una cena esa misma noche. El jefe rogó a Liam y June que acudiesen y le esperasen allí, así que ambos jóvenes obedecieron y fueron hasta la enorme propiedad.
Aquella era una familia acaudalada, eso era más que evidente. Varios vehículos, servicio, muebles caros y, sobre todo, un museo con objetos nórdicos eran pruebas más que suficientes. Al parecer, la señora Clausen traía uno de esos artilugios anualmente, como regalo de aniversario para su marido. Entre todos ellos destacaba uno: un hacha datada en el siglo VIII, con una suerte de Yggdrasil tallado en su hoja. Tras la cena, la situación se complicó. Los criminales no aparecían, y la señora Clausen tenía un recado que hacer junto a su hijo Wade, por lo que el jefe de policía pidió a Liam que cuidase de su casa. Él y June se quedaron a solas en la enorme casa. La estudiante de psicología no podía imaginarse que esa noche iba a ser la más larga de su vida.
Al advertir unos ruidos, Liam fue a comprobar si todo estaba bien. Instantes después, June fue a ojear y vio a dos de los reclusos dentro de la casa. Habían robado cosas del museo nórdico y uno de ellos se había llevado a Liam, dejando un dedo suyo en una de las vitrinas. Lo peor era que el otro permaneció en la casa y se plantó frente a la chica. Ante su actitud amenazante, June buscó algo con qué defenderse, blandiendo el hacha que antes había llamado su atención. El tipo estaba armado, por lo que June trató de zafarse de él, en medio de una incipiente tormenta. En una pequeña cala, y sin escapatoria posible, June se enfrentó a su perseguidor. Se defendió con uñas y dientes y le cortó la cabeza al preso.
Todo parecía haber acabado, pero lo inesperado se hizo patente cuando la cabeza cercenada del tipo comenzó a hablar, sabedor de que algo no iba bien. Debería estar muerto, pero seguía consciente y lúcido, además de aterrado. June no podía dejar de oír los gritos desesperados del criminal, que suplicaba ayuda. Apiadándose de su perseguidor, June cogió un cesto de ropa sucia y recogió la cabeza parlante. Solo era la primera de la pequeña colección que reuniría durante la madrugada.
La cabeza parlante no paraba de molestar a June. Intentaba atormentarla, repitiendo constantemente que era una asesina, y que la culpa jamás la abandonaría. Quejándose amargamente, el criminal clamaba por ayuda. Perder la cabeza y seguir vivo para contarlo no era algo que ocurriese todo los días. Allí estaba ocurriendo algo extraordinario, pero June no tenía tiempo para detenerse a pensar. Tenía que encontrar a su novio, y sabía que aquel tipo que había intentado matarla sabia mucho más de lo que decía.
La estudiante preguntó por el motivo tras el secuestro de Liam y el robo en la casa de Clausen. Ante su insistencia, Salvatore Puzo reveló parte de su plan y de la verdad tras todo el asunto. Una chica había saltado desde el puente de entrada al pueblo hacía un mes. En su mochila llevaba una sustanciosa cantidad de dinero. Suma que Liam encontró y se llevó sin decir nada. Por entonces, los presos ya trabajaban en la zona, y oyeron los gritos de la chica. No murió en la caída, sino que se ahogó tras romperse las piernas, o eso dijo el joven ayudante. Desde entonces, Liam comenzó a comportarse de forma diferente y a fardar de cosas que había comprado recientemente. Sobre todo, marihuana en grandes cantidades. Así que Puzo y sus compinches sumaron dos más dos. ¿Liam mató a la muchacha y se quedó con su dinero? June no podía concebir tal posibilidad, a pesar de las insinuaciones de Puzo. Lo cierto es que su historia tenía parte de verdad…
Andando por la carretera, June se topó con el señor Hamilton, el rico empresario local al que había conocido pocas horas antes, que la recogió en su coche. Ambos se toparon con un gran tronco de árbol que obstaculizaba el paso a través de la carretera que conducía al centro de Brody Island. Mientras June trataba de trocearlo con el hacha, Hamilton la atacó con ferocidad. Sin entender qué estaba pasando, recordó algunas de las palabras que Puzo intercambió con ella en la casa, y comprendió que Hamilton estaba metido en el ajo. Él era el otro supuesto preso que se había adentrado en el hogar de los Clausen, y había sido quien le cortó el dedo a Liam. Una vez más, la lucha por su vida tuvo éxito cuando decapitó a su atacante, cuya desconcertada cabeza se reunió con la de la primera víctima.
La trama se complicaba. Lo que empezó como una fuga de presos comunes estaba adquiriendo tintes menos predecibles. Puzo no era ningún reo, sino uno de los policías de Brody Island. Hamilton era un empresario de éxito. June no era ninguna ingenua. El resto de implicados tampoco procederían de ninguna prisión, sino que todo había sido orquestado desde dentro para poder acceder a Liam con una coartada. ¿Quién más estaba implicado?
Mientras las cabezas hablaban entre sí e insultaban a June, la chica condujo el vehículo de Hamilton hasta la comisaría de policía. Las calles estaban desiertas, lo cual era lógico, teniendo en cuenta la hora y la terrible tormenta que azotaba todo el condado. El reloj marcaba la 1:10 de la mañana. Aun restaba mucha noche por delante. June estaba a punto de encontrar más respuestas. Pronto las conoceremos todas. Hasta entonces, muchas gracias por visitar el blog y darle el gran apoyo que está recibiendo.
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