Batman contra el Caballero Fantasma


Queridos aprendices, asistentes y curiosos, bienvenidos a un nuevo post de nuestro Gabinete. A pesar de estar disfrutando de unas merecidas vacaciones, no quería dejar pasar la oportunidad de compartir una reseña sobre uno de los episodios más destacados la nueva serie del Caballero Oscuro, estrenada hace muy pocas fechas en una plataforma digital. Batman ha vuelto a ser, entre otras cosas, un detective de lo oculto, y todo gracias a personajes como el Caballero Fantasma.

Los ocho episodios de esta primera temporada de Batman: el Cruzado EnmascaradoBatman: Caped Crusader – han sido, por lo general, una grata sorpresa. Y no precisamente por su animación, materia en la que no opinaré pero sobre la que se puede leer de todo. Bruce Timm ha sido la persona clave en el desarrollo de esta nueva serie, producida en conjunto por él, Bad Robot Productions – con J. J. Abrams a la cabeza – y Matt Reeves, director de la última adaptación cinematográfica del personaje creado por Bob Kane y Bill Finger.

Sobre lo que sí daré algunas pinceladas es sobre la versión del personaje que la serie ha ofrecido. Las nuevas generaciones han conocido a Batman de diversas maneras, aunque los más profanos se han quedado con las diferentes facetas del mismo mostradas en la gran pantalla. Christopher Nolan nos trajo al símbolo de la lucha contra el mal; Zack Snyder, al maduro y cansado luchador contra el crimen que hubo de convertirse en líder a regañadientes; y el propio Matt Reeves adaptó al joven detective enmascarado que buscaba venganza por su pérdida a la vez que intentaba desarrollar su vida social. Todos ellos son Batman, pero hay muchas más facetas del héroe y del hombre.

El personaje de Batman: Caped Crusader está inserto en una Gotham City de mediados del siglo pasado, con todo lo que ello conlleva. Inspirada claramente en los cómics de los años 40 y en el cine negro, las amenazas que Bruce Wayne ha de enfrentar están a medio camino entre lo mundano y lo sobrenatural. La serie presenta la ya manida corrupción en las altas esferas de la ciudad, apoyadas por una parte de la policía, a la vez que brinda una serie de villanos que nos retrotraen a lo mejor del pulp, en concreto a la weird menace.

En el inicio de esta primera temporada – pues a estas alturas se ha confirmado el desarrollo de la segunda –, el Cruzado Enmascarado es solo un rumor entre los criminales y un susurro en las reuniones sociales. Solo cuenta con el apoyo de su inseparable Alfred Pennyworth, al que trata con desdén durante la práctica totalidad de la serie. Con el transcurrir de los episodios, Batman interactuará con el comisario Gordon, su hija Bárbara – que en esta versión es presentada como abogada – o un entusiasta Harvey Dent, candidato a la alcaldía de la ciudad. Al mismo tiempo, y mientras la trama general se desarrolla paulatinamente, cada capítulo muestra a un villano que hará sudar al enmascarado. Algunos de ellos, con resultados altamente gratificantes.

Es el caso del Caballero Fantasma, el enemigo a batir en el sexto episodio, titulado Run of the Night. Este personaje fue creado por Robert Kanigher e hizo su debut en Flash Comics #88, en octubre de 1947. Enemigo clásico de Hawkman, sus hostilidades con el Caballero Oscuro empezaron a finales de la década de los setenta, produciéndose un primer enfrentamiento entre ambos en Batman #310. Sus apariciones esporádicas en Gotham City se dilataron en el tiempo durante unos años, hasta que fue establecido como un villano recurrente en Detective Comics #526. A pesar de ello, continúa siendo un personaje desconocido para aquellos ajenos a la historia editorial de Batman, a excepción de las puntuales apariciones que el personaje ha tenido en algún medio audiovisual, como en la serie Batman: The Brave and the Bold.




Llegados a este punto, hablemos un poco sobre James Craddock, la persona tras el Caballero Fantasma. Según se establece en la nueva serie, fue uno de los miembros fundadores de Gotham. Su lealtad a la corona británica y su activismo antidemocrático le granjearon una serie de tierras en Heritage Hill, donde se construyó una colosal mansión. Craddock era cruel y déspota, cualidades que no le ayudaron cuando Estados Unidos se estaba constituyendo como país, dejando de lado – al menos teóricamente – las antiguas costumbres británicas. Con el paso de los años, Craddock despilfarró su nueva fortuna por culpa de su adicción al juego. Esto le llevó a comenzar una meteórica carrera criminal, robando a los más pobres, pues los consideraba inferiores por naturaleza. Finalmente fue capturado, juzgado y condenado a la horca. Su familia fue perdiendo importancia, y su apellido se convirtió en sinónimo de vergüenza. Tanto que el resto de familias fundadoras de Gotham intentaron borrar su nombre de los registros municipales. Pero nada de eso frenó la voluntad de Craddock, quien seguiría atormentando a los más necesitados en los siglos venideros.

En pleno siglo XX, el antiguo salteador de caminos regresaba de entre los muertos, dispuesto a seguir con su cruzada. Su actividad aumentaba y los periódicos se hacían eco de sus vistosos crímenes, pero Batman se negaba a aceptar que aquel asaltante tuviera un origen sobrenatural. Escéptico por naturaleza, necesitó ver con sus propios ojos cómo aquel llamativo hombre azul, ataviado con ropajes antiguos, atravesaba una pared mientras cabalgaba a toda velocidad a lomos de un corcel tan incorpóreo como él.

Los rumores ya eran innegables, pues el Caballero Fantasma había asaltado a varios ciudadanos en un tren mientras el candidato Harvey Dent hablaba con la prensa sobre sus promesas electorales. Bruce Wayne se vio así obligado a aceptar la opinión de Alfred, quien se mostraba a favor de la explicación sobrenatural desde el principio. A pesar de ello, solo contaban con una pista: un blasón familiar desconocido para ambos, pero que Bruce pudo recordar y dibujar tras verlo en su encuentro con el espectro.

La visita del joven Wayne a la Biblioteca Municipal de Gotham fue fructífera gracias a la bibliotecaria, una anciana que conocía al chico desde que éste era pequeño y que identificó el blasón, sobre el que no había registros. Wilma, pues así se llamaba la bibliotecaria, narró a Bruce la historia de James Craddock y Heritage Hill, además de proporcionarle las escrituras originales de aquella propiedad.



Al mismo tiempo, se iba a producir un encuentro muy esperado por el magnate. Un descendiente de Craddock estaba a punto de reunirse con Lucius Fox, abogado de Wayne, para venderle la propiedad. El lugar sería destinado a albergar una de las múltiples obras benéficas que el heredero de la fortuna Wayne quería patrocinar, pero el Caballero Fantasma no iba a permitir que su familia perdiese sus tierras. Este segundo enfrentamiento entre Batman y Craddock se saldó con una nueva derrota del enmascarado, incapaz de enfrentar de forma habitual a una amenaza que trascendía sus capacidades.

Batman necesitaba usar otros métodos. Unos que no tenía a su alcance. Por suerte, Alfred conocía a alguien con los conocimientos suficientes para acabar con el fantasma. Así, Batman se encaminó a la librería Linton para hablar con su dueño, el ocultista Linton Midnite. Como los lectores ya habrán adivinado, este personaje no es otro que Papa Midnite, creado por Jamie Delano y John Ridgway y que hizo su primer aparición en la primera etapa de Hellblazer, obra protagonizada por el celebérrimo John Constantine.

En el episodio que nos ocupa, Midnite sugirió a Batman quemar las escrituras de la propiedad de Heritage Hill mientras las mismas estaban bañadas con la sangre de un noble. Esa combinación de acciones, junto a la lectura de un ritual de paso al más allá, permitiría atrapar a Craddock. A cambio de la información, el misterioso librero quería quedarse con el recipiente que contendría al espíritu vengativo, trato que el enmascarado aceptó.

Las escrituras de Heritage Hill ya estaban en poder del hombre murciélago. En cuanto a la sangre de un noble, la obtuvo de una fuente inesperada: el propio Alfred, descendiente último de un noble británico. Juntos, los dos acudieron a la propiedad de los Craddock, donde prepararon el ritual y leyeron el conjuro necesario para atrapar al Caballero Fantasma, que no claudicaría sin ofrecer resistencia.



Sus poderes iban más allá de lo que Batman esperaba. Craddock no solo podía aparecer y desaparecer a su antojo, sino que podía conjurar fuertes vientos y otros fenómenos climatológicos. Eso complicó mucho las cosas. Sin embargo, la mayor parte de las escrituras de Heritage Hill ardieron, junto a unas gotas de sangre de Alfred. Pero nuestros protagonistas no contaban con la última y desesperada maniobra del Caballero Fantasma: poseer al mayordomo, llevando la situación al límite.

Alfred se resistía a la posesión, pidiendo a Bruce que acabara con su vida, pero éste se negaba a hacerlo, logrando en última instancia quemar el trozo faltante de las escrituras y atrapando al espíritu en el recipiente proporcionado por Midnite. El ocultista lo había observado todo desde una colina cercana, ataviado con un traje blanco inmaculado. Batman le hizo entrega del objeto, mientras Craddock – reducido a una oscura bruma – rogaba y maldecía, sabedor de las malas artes de Midnite. ¿Ambos habían cruzado antes sus caminos? ¿Qué haría Linton con el fantasma? Estas preguntas quedarán sin respuesta. Al menos, de momento.

Cerramos aquí una nueva página del Gabinete. No será la última vez que nos acerquemos a las andanzas del guardián de Gotham. Ni tampoco será este el único espacio que dedicaremos a esta novedosa versión de su leyenda, que ha cambiado ciertos matices de su universo, a la vez que ha dejado muchas cosas tal como las conocíamos. Si os gusta el personaje y aun no habéis visto la serie, os recomiendo darle una oportunidad. ¿Un Batman que respira pulp y noir? Una apuesta ganadora.



Félix R. Herrera

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