Hellboy y El hombre retorcido de los Apalaches (1)


 

Queridos aprendices, asistentes y curiosos, bienvenidos a un nuevo post de nuestro Gabinete. Retornamos a las historias del Demonio Rojo aprovechando que ya hay fecha de estreno para su cuarta adaptación cinematográfica, que estará basada en El hombre retorcido, miniserie de tres números que se publicó por primera vez entre julio y septiembre de 2008. Con historia original de Mike Mignola y dibujo del maestro Richard Corben, supone una de las historias cortas más atractivas del agente de la AIDP.

En este primer post dedicado a esta obra autoconclusiva, haré un pequeño repaso al trasfondo del que se nutrirá la futura película e introduciré alguno de sus elementos folkloricos, dejando para una segunda parte el desarrollo del grueso de la trama, por lo que desde ahora dejo claro que habrá spoilers, algo habitual en este blog.

Mike Mignola es considerado uno de los artistas del cómic más famoso de las últimas décadas, algo que particularmente me resulta comprensible debido a su capacidad para crear universos ficticios enormemente amplios, cohesionados e interconectados. Entre ellos, el que envuelve a Anung Un Rama, demonio que es convocado desde el infierno en plena Segunda Guerra Mundial siendo un bebé por parte de ocultistas nazis pero recuperado en Inglaterra en 1944 por los aliados y acogido por su mentor y “padre”, Trevor Brutterholm.

Desde que se anunció la nueva adaptación al cine, legiones de fans no pierden detalle de cualquier novedad al respecto, siendo en los primeros días de este mes de abril de 2024 cuando por fin se ha despejado la duda sobre su estreno. Tras el fallido reboot de 2019, protagonizado por David Harbour, le toca el turno a este nuevo reinicio, en el que Hellboy será interpretado por Jack Kesy y que probablemente podremos ver en el otoño de este mismo 2024, según un anuncio de The Wrap.

Tanto en esta nueva adaptación como en la historia en sí se dan varias coincidencias que hacen imprescindible su primera aparición en este blog. En primer lugar, hay que señalar que el guion de la película ha sido escrito por el propio Mignola, en colaboración con uno de sus colaboradores más cercanos, el escritor Christopher Golden. Ambos han aparecido ya por aquí en un par de ocasiones. Una de ellas fue cuando publiqué El informe de Anastasia Bransfield, entrada del blog basada en el libro Hellboy: El ejército perdido. La otra se produjo antes incluso, cuando escribí sobre el Pentajulum del Lector, objeto perteneciente al conocido como The Outerverse y que apareció en Joe Golem y la Ciudad Sumergida, novela que ambos publicaron en 2012.

La otra gran coincidencia que hace necesario este texto es que El hombre retorcido es una historia dedicada a un autor pulp muy del gusto de muchos conocedores del género y padre de varios detectives de lo oculto: ni más ni menos que Manly Wade Wellman, padre de John Thunstone, el juez Keith Hilary Pursuivant o John the Balladeer. El Drama Negro, una de las historias de Pursuivant, también recibió un pequeño ciclo de textos en el blog.

El tomo recopilatorio que incluye los tres números de El hombre retorcido incluye un ensayo de John Pelan titulado Manly Wade Wellman: American Mythmaker, en el que se repasa parte de la biografía y la obra del estadounidense natural de Kamundongo, en la actual Angola. Siendo Wellman un experto a la hora de retratar aspectos antropológicos y folklóricos en muchas de sus historias, no es de extrañar que Mignola haya tomado elementos de sus escritos para ambientar de forma propicia esta historia brujeril que tiene lugar en 1958, cuando el Demonio Rojo se traslada a los Apalaches tras resolver algunos casos por los alrededores.

Antes de adentrarnos en “El Huracán”, debéis tener en cuenta que El hombre retorcido normalmente se encuentra en nuestro país en una edición recopilatoria junto a otras historias: En la capilla de Moloch y Aquellos que se hunden en el mar, además del ensayo de John Pelan y varios bocetos de cubierta realizados por Mignola, Corben y Joshua Dysart.

Los spoilers comienzan a partir de aquí, por lo que es vuestra responsabilidad seguir leyendo o no.


Aunque los Apalaches se extienden por gran parte de la zona este de los Estados Unidos, la acción transcurre en Virginia, en 1958, cuando Hellboy vaga por la zona y da con una pequeña comunidad azotada por un mal que no hace más que extenderse. Mientras Hellboy atiende a una mujer embrujada que estaba siendo observada por varios lugareños, el joven Tom Ferrel, verdadero protagonista de este pequeño arco autoconclusivo, hace acto de presencia.

Ferrel es oriundo de aquella zona, pero ha estado ausente por más de dos décadas, cuando se marchó de forma repentina sin dar explicaciones a absolutamente nadie, incluyendo a sus propios padres. Según sus vecinos, la madre del chico murió hace años, siendo enterrada por un tío suyo en otro lugar. En cuanto a su padre, no aparece desde entonces. Ferrel presupone que ha debido morir en aquellos bosques, borracho y sin rumbo.

Indagando en el asunto de la brujería, los lugareños señalan como la autora de aquel hechizo a Cora Fisher, quien habría usado una bola de bruja para atacar a aquella mujer que estaba en estado aparentemente catatónico y con la que habría discutido unos días atrás.

Las bolas de bruja son un elemento que se explican en profundidad en un apéndice del segundo número, al menos en la edición original de 2008. En ese apéndice, una bruja llamada Grammy cuenta cómo elaborar estas circunferencias que, usadas como armas, se antojan como algo tremendamente peligroso para las vidas de las potenciales víctimas a las que son lanzadas.

Para crearlas hay que hacer un trato demoníaco en el que hay que pagar un precio. Como podréis adivinar fácilmente, ese precio es la propia alma de quien desea hacerse con estas bolas. Se deben hacer en un viernes trece por parte de trece personas, que a petición del demonio en cuestión deben llevar hasta un cruce de caminos una serie de elementos llamativos. Tras encender un fuego y esperar a que éste arda con una llama azul, se debe poner a hervir un caldero con todos los ingredientes previamente solicitados y danzar a su alrededor entonando una cancioncilla.

Luego, el ser demoníaco dará unas velas a sus interlocutores, velas que deberán consumirse en su totalidad antes de ejecutar los últimos pasos del ritual. Éste finalizará cuando esas bolas de bruja tomen la forma adecuada mediante la combinación del líquido de la pócima y pelo de aquel o aquella que desee tenerlas en su poder.

Volviendo a la trama, Ferrell acompaña a Hellboy en su investigación. Lejos de asustarse por la apariencia del demonio, el hombre dice conocer algunas de sus andanzas, por lo que se siente seguro a su lado.

La casa de Cora Fisher, la supuesta bruja, se encontraba vacía, pero Tom encuentra un fardo lleno de bolas de bruja como la que ambos vieron anteriormente. Además, Hellboy encuentra la piel mudada de la mujer en su cama. Efectivamente, se trata de una bruja con la capacidad de transmutarse en animal, dejando su carcasa humana tras de sí. Un ejemplar de la Biblia ultrajado y un bote de cristal con un demonio familiar en su interior son las pruebas definitivas de que la mujer ha realizado algún pacto demoníaco con un ser al que Tom conoce perfectamente.

En el caso que nos ocupa, el demonio familiar toma aspecto de insecto. En las tradiciones folklóricas de varios países europeos, estos familiares suelen adoptar la forma de todo tipo de animales domésticos, aunque también hay casos donde se presentan bajo todo tipo de apariencias horripilantes e imposibles. Los familiares son criaturas que obedecen las órdenes de sus amos o velan por sus intereses, siendo una especie de testimonio del pacto que se ha realizado con ellos.


Margaret Alice Murray, la principal estudiosa de este tipo de entidades, indagó en textos jurídicos y demonológicos de los siglos XV y XVI para profundizar y el analizar la cultura y el folklore que rodeaba a la brujería y las teorías que con respecto a su culto, por lo que sus obras siguen siendo la piedra angular sobre la que se han construido todas las disquisiciones antropológicas e históricas posteriores.

Fue Murray quien más contribuyó a diferenciar creencias en torno a estos familiares, de forma que se pueden distinguir entre familiares humanoides, animales maléficos y animales de carácter divino o semidivino, según recogió en The Witch-Cult in Western Europe: A Study in Anthropology, obra de 1921. Lógicamente, la obra de Mignola y Corben bebe de estas tradiciones. Pero hay mucha más leyenda y creencia supersticiosa en El hombre retorcido.

Como se señaló un poco más arriba, Tom Ferrel dice conocer perfectamente al demonio que se esconde en aquella zona de los Apalaches, pues él mismo lo conoció en 1938. En aquella época, el Tom adolescente comenzó a frecuentar la compañía de una chica llamada Effie Kolb, una bruja que aparentaba su misma edad y que le sedujo con el objetivo de convertirlo en un brujo.

La combinación explosiva de exceso de hormonas y de falta de juicio hicieron que Tom se adentrara en los recovecos del culto que en aquellos lares se pregonaba a alguien conocido como Mister Witkins, un tipo que en vida fue de los primeros habitantes de la zona, y que se convirtió en clave de buena parte de los conflictos que colonos y nativos tuvieron durante la Revolución americana.

Witkins creaba conflictos con un solo objetivo: hacer dinero. La avaricia era su pecado capital. Pecado que a la postre le llevó a ser colgado. Pero su naturaleza maligna propició que el Diablo en persona u otra entidad sobrenatural le devolviese a la vida, le hiciese aparentemente inmortal y le convirtiese en un recolector de almas. Para ello, el ahora conocido como El hombre retorcido hace tratos para obtener almas a cambio de que quienes acuden a él hagan uso de las malas artes brujeriles. Es aquí donde entran los elementos folclóricos referentes a los familiares, los hechizos y demás parafernalia.

Tom obtuvo un amuleto de la suerte a partir de un gato negro. Tras un ritual, Witkins apareció frente a él para sellar un trato, pero Tom se acobardó y huyó de la zona sin avisar a absolutamente nadie, ni siquiera a sus padres. Durante los siguientes veinte años, vagó sin rumbo por medio mundo, se alistó en el ejército y fue enviado al Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. Salió ileso de cada combate y no sufrió ni un solo rasguño, y todo gracias a aquel hueso de gato. Sin embargo, nunca usó premeditadamente sus dones regalados, y que antes de huir rechazó al familiar en forma de sapo que El hombre retorcido dejó en su casa.

En 1958, atormentado por el pasado y puede que con el deseo inconsciente de cerrar heridas, Tom Ferrell volvió a su hogar…



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