Flaxman Low y el Elemental del camino del páramo
“Estos Elementales son incapaces de tomar forma visible sin hacer uso de los recursos de los vivos. Absorben la vitalidad de cualquier persona enferma hasta que se agotan, y la persona muere.”
Bienvenidos de nuevo, queridos asistentes, aprendices y curiosos. Rebuscando entre libros y archivos, he dado con uno de los casos más interesantes que investigó uno de los occult doctors más añejos, el insigne Flaxman Low. Como formación para futuros asistentes y demás candidatos, me parece sumamente interesante, así que no me he podido resistir a compartirlo con vosotros tras haber accedido al Gabinete a través de la Puerta de las Historias Improbables y entrar en su particular Biblioteca de lo Outré.
Las crónicas de sus casos fueron recopilados por Kate y Hesketh Prichard entre 1898 y 1899 en Pearson´s Magazine, tras la misteriosa desaparición de Low. Es muy poco lo que sabemos sobre él, más allá de los propios escritos de madre e hijo, que en plena pandemia fueron recopilados por un verdadero investigador de lo oculto y mitógrafo creativo como es Alberto López Aroca. Flaxman fue uno de los precursores – por no decir el ejemplo paradigmático – de los detectives de lo oculto.
La labor de López Aroca, además de reunir el canon completo, ha consistido en aportar información adicional sobre el detective y sus creadores. Algo muy importante, teniendo en cuenta que las fuentes disponibles para hallar información sobre las historias de Low están sesgadas y que bosquejar documentos para hallar más respuestas requiere dedicación y tiempo, mucho tiempo. Algo que no todo el mundo está dispuesto a hacer. Es algo arduo, que a veces lleva años de planificación, elaboración y, a veces, abandono de proyectos por cuestiones ajenas a la propia voluntad de los investigadores.
Inteligente, analítico, desinteresado y empático, Flaxman Low se consideraba a sí mismo “psicólogo”, término que en poco o nada se parece al que tenemos en mente hoy en día. Su psicología era la de los fenómenos psíquicos de corte sobrenatural, aunque poseía conocimientos sobre medicina. También sobre filosofía, lingüística, botánica, micología o antropología. Su otra gran afición era la egiptología, con la que coquetea en alguna de sus historias.
El encuentro con el Elemental que vamos a tratar hoy tuvo lugar entre 1895 y 1898, sin que haya datos que acercarse a una fecha más certera. Sí que sabemos que ocurrió en un lugar apartado del noreste inglés, en una solitaria extensión de páramos en Northumbria perteneciente al coronel Daimley, conocido de Low. Allí también estaba Lane Chaddam, primo lejano del coronel y principal interlocutor de Low en lo que respecta a los encuentros con el ser.
Pero pongámonos en contexto. ¿Qué ocurrió exactamente en el camino del páramo? Al parecer, los pocos lugareños de la zona llevaban un par de semanas notando una presencia extraña en aquel lugar. Lane fue quien lo vio con más claridad, diciendo en un primer momento que se trataba de una figura alta y malhecha, con una cabeza muy pequeña y que llevaba un gorro de piel con unas orejas muy extrañas. Igualmente, señaló que tosía mucho, como si esa aparición estuviese enferma. Porque sí, Chaddam estaba convencido de que era un espectro, cosa que Daimley no compartía en absoluto.
Ese primer avistamiento no quedó ahí. Lane buscó a la figura después de que esta saltara de forma antinatural para esconderse, pero no la encontró. Tras llegar al lugar donde anteriormente ésta estaba, comprobó que no había dejado ni una suela huella en la arena blanda. Unos minutos después, el hombre fue atacado por la espalda por la figura, con un dedo que parecía un punzón, que le hizo caer al agua desde cierta cierta altura. Por suerte, no fue grave.
Los tres hombres – Daimley, Chaddam y Low – debatieron sobre la naturaleza del ser. La explicación sobrenatural ganó fuerza a pesar de las reticencias del coronel, que estaba convencido de poder cazar al “vagabundo” que rondaba el lugar y se oía toser todas las noches en el bosquecillo que rodeaba la propiedad de los Daimley.
El siguiente encuentro fue protagonizado por la joven Livy, que vio a la figura mientras volvía de recoger su correo y pasaba cerca de una cantera que había en ese camino del páramo. Según ella, la cara del “hombre” era pálida como la de un cadáver y era calvo, con una cabeza muy pequeña. Tenía una expresión perversa, lo que asustó a la chica.
La batida de caza organizada por el coronel dio resultados inesperados. La misteriosa entidad que rodaba la zona tenía otras capacidades que no había mostrado hasta entonces. Y fue el propio Daimley quien tomó buena nota de ellas, pues tras un encuentro con él, descubrió por las malas que la criatura tenía ciertas facultades psíquicas que paralizaban a sus víctimas y que tenía mucha fuerza, pues le arrebató su escopeta y la partió en pedazos sin ninguna dificultad.
A Low se le encendió una luz en su prodigiosa mente durante esa noche, sin que sepamos por qué en ese momento. De forma abrupta, preguntó si había habido algún terremoto por la zona en los últimos tiempos, cuestión a la que Livy contestó afirmativamente, señalando que fue precisamente en la cantera donde se produjo un corrimiento de tierra. Las sospechas del detective sobre la naturaleza del extraño personaje que les rondaba aumentaban.
Durante los siguientes días, mientras el coronel salía de caza, Low y Chaddam examinaron el lugar donde se produjo el corrimiento de tierra. Observador, Low señaló que allí hubo una explosión de gas y preguntó si Lane tenía noticias de que alguien hubiese enfermado poco después. Y sí que lo había. Scully, un trabajador del coronel, sufría neumonía, pero estaba mejorando hasta el día en que se produjo el terremoto. Desde entonces había empeorado bastante. Low acababa de terminar de juntar las piezas de un puzzle que únicamente él entendía.
Según el detective, había que sacar a aquel hombre de la zona, pues sufría un gran peligro y podía morir pronto. El “hombre calvo” visitaba al pobre Scully, según Low. Cuando fueron a visitarle, la enfermera que le cuidaba corroboró que el trabajador estaba cada día peor, por lo que el investigador sugirió que lo llevasen a Low Riddings, gran hogar de los Daimley, donde Scully estaría mejor protegido y cuidado.
Durante esa tarde, y viendo que el doctor del pueblo cercano no llegaba, Lane recogió en la oficina de correos unos libros para la señora Daimley y se dispuso a volver a la propiedad del coronel. Sabiendo que era tarde, no tuvo más remedio que coger el camino del páramo, más corto que las alternativas existentes para llegar a su destino. A regañadientes, Lane tomó su bicicleta y empezó a pedalear.
Ya estaba anocheciendo cuando el joven oyó la tos de la extraña figura y su silueta sobre un puente, a nueve metros sobre él. Sorprendentemente, el ser saltó hacia abajo cuando vio pasar al chico, sin hacerse ningún daño, y comenzó a perseguirle frenéticamente. A pesar de que Chaddam pedaleaba rápido, su perseguidor parecía correr más que él, ganado terreno rápidamente. Era imposible, pero así estaba pasando.
Presa del pánico, Lane cayó de la bicicleta y continuó su huida a pie, rezando para llegar a Low Riddings antes de ser alcanzado por el iracundo y veloz monstruo, pues aquel hombre desgarbado no podía ser otra cosa. Notó que una mano le rozaba cuando entró entraba frenéticamente en la casa. Pero lo logró.
Livy recibió al asustado joven, que preguntó por Low. Ella indicó que el detective había salido en su busca tras ver que tardaba en llegar. Alarmado, Lane quiso volver a salir a buscar a su amigo, pero Flaxman abrió la puerta tranquilamente en ese mismo momento y señaló que lo había visto todo desde cierta distancia y dijo que la figura se paró en seco tras rozar el hombro del chico, retrocediendo hacia los setos mientras daba tumbos.
Lane examinó su hombro. Allí tenía tres curiosas señales. Dedos impresos, de forma oblonga, que le habían producido sendos bultos morados. Low señaló la suerte que había tenido Lane de salir con vida de aquello, y dijo que aquello era el final del asunto, pasando a explicarse a todos los habitantes de Low Riddings, que se congregaron en torno a él. Low señaló al culpable de todos los ataques y avistamientos: un Espíritu Elemental de la Tierra.
“Los ocultistas orientales describen tribus errantes de espíritus elementales de la tierra, inteligencias malignas que poseen espíritu a diferencia de alma… todas hostiles para el hombre. […] Los ocultistas dicen que, cuando estos espíritus se materializan, adquieren formas toscas y grotescas; segundo, que invariablemente carecen de sangre y de pelo; tercero, que se mueven con extraordinaria rapidez y no dejan pisadas tras de sí; y por último, que su agilidad y fuerza son sobrehumanas. Todas estas características se han observado en la figura del Camino del Páramo.”
El detective estaba firmemente convencido de ello, a pesar de las reticencias del coronel Daimley, que señalaba a Scully como posible instigador de aquellos hechos, cosa que Low negó. La vitalidad del trabajador estaba siendo absorbida por el Elemental. Al encontrarse enfermo, el ser “heredó” su tos cuando tomó forma. De ahí los ruidos enfermizos de la criatura. Scully estaba a punto de morir debido al carácter parasitario de su atacante. El ataque a Chaddam se debía a que el Elemental necesitaba otra víctima.
¿Pero qué tenía que ver el terremoto con la aparición del ser? Aquí, Flaxman Low nos ilustra a todos con una explicación muy curiosa, propia de alguien con profundos conocimientos sobre las materias anómalas:
“Los ocultistas sostenían que algunos de estos espíritus están encerrados en el interior de la tierra, pero pueden quedar libres como consecuencia de los desplazamientos y turbulencias que tienen lugar durante los terremotos. Esto, en términos más modernos, significa sencillamente que los Elementales están, en cierto modo, conectados con algunos estratos primarios. Ahora, mis propias investigaciones me han llevado a concluir que las influencias atmosféricas están íntimamente asociadas con los fenómenos espirituales. Parece que ciertos gases son producto de dichos fenómenos. Uno de estos gases se genera cuando alguno de los estratos primarios quedan expuestos de nuevo al aire común.”
¿Entonces, por qué el ser había desaparecido de repente cuando estaba a punto de parasitar a Lane? Sencillo. Debía hacerlo mientras su anterior víctima seguía viva, pero el pobre Scully había muerto cinco minutos antes de que Chaddam llegase a Low Riddings. Tiempo suficiente para que el Elemental perdiese su forma corpórea mientras perseguía frenética y desesperadamente al joven. Aquello había acabado. O eso esperaban todos.
Hay un último apunte en esta historia del páramo que es digna de mencionar. Arriba señalé que se cree que este caso aconteció en algún momento entre 1895 y 1898. Low dejó escrito a los Prichard que se produjeron casos parecidos en varios barrios del norte de Londres. Conociendo la descripción del Elemental que aparece en el relato de Low, y teniendo conocimientos sobre una famosa leyenda urbana británica del siglo XIX, no puedo dejar de señalar que hay muchas semejanzas entre esta entidad descrita en este texto y Spring Heeled Jack.
Hacia esas fechas, los avistamientos de esta leyenda urbana fueron desplazándose hacia el oeste de Inglaterra, pero podría cuadrar dentro del texto de Low, Quizá sea una simple referencia, una mención a unos rumores muy extendidos por Inglaterra durante aquellos años. O puede que se trate de un intento de explicación “actualizada” de la naturaleza del esquivo Pies de Muelle, como me señaló el propio Alberto López Aroca. Aun hay una revisión pendiente de esta hipótesis. ¿Qué creéis vosotros? ¿Podría ser que Spring Heeled Jack fuese un Elemental o tenéis otra teoría?
Con esto, damos carpetazo a este tema. Al menos, de momento. Seguiremos explorando viejas historias, buscando respuestas y ofreciendo nuevas preguntas a todos los que se acerquen a este blog. En lo que respecta a quien esto escribe, os espero muy pronto.
Félix R. Herrera
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